Al igual que este postre, omnipresente en este tipo de celebraciones y con tanto protagonismo como el vestido de la novia y la despedida de soltero del novio, la película se inspira en una base consistente en un bizcocho seco e insípido cuyos ingredientes y elaboración son de sobra conocidos por todos, pudiéndolos recitar sin problema ni temor a equivocarnos. Con objeto de aportar sabor, se cubre de una espesa capa de glaseado empalagoso y adornado con ridículas figuras y otros adornos innecesarios. El resultado de este conjunto incongruente es un postre pesado, imposible de digerir y que únicamente probamos por mera cortesía. Afortunadamente, no estamos obligados a repetir.