El problema de The Shape of Water es que es un cuento. Muy bien contado pero con matices infantiles como la presentación de personajes buenos y malos y un ser inventado. No todo el mundo encontrará sencillo adentrarse en la ficción del director y a algunos les costará salir a la realidad al final de la historia. Por eso habrá quien no disfrute. Pero la valentía de atreverse a crear nuevos universos, en una industria complicada, no se la vamos a negar a del Toro. Y salir triunfante también en recaudación con un cuento para adultos lo está haciendo un señor de habla hispana con dinero yanqui.
El dominio de la imagen del director vuelve a impactarnos. Hopper podría haber pintado alguna de las escenas o del Toro haberle robado los colores y las formas. La música que acompaña, el cine dentro del cine, los detalles, la fotografía consiguen perdonar pequeñas tropelías como el mini intento de musical o que intenten apelar a nuestro zona infantil (no todos podemos dejarnos llevar por ella fácilmente).