Hay películas y directores que son bastante peculiares, pues tiene un número de seguidores y de detractores muy significativo y muy fiel en ambas vertientes. Estos casos los podemos observar en realizadores que cuentan con un estilo de cinematografia muy marcado, por el cual, se distingue y se reconoce la firma del cineasta. David Lynch es uno de los directores más destacados de esta vertiente, al igual que cada una de las películas que componen su filmografía.

“Dune” es, muy posiblemente, la película de Lynch con menos aires de Lynch. Es seguramente su película más comercial y convencional, fruto de que el director no tuviera luz verde para realizar la cinta tal y como él hubiese deseado. Algo totalmente remarcable en su montaje.

“Dune” está basado en un libro de ciencia ficción de Frank Herbert, obra ya de por sí, muy compleja y ambigua. Quiero remarcar que no he leído la obra, por lo tanto, mi juicio no se basa en la fidelidad de la novela si no en el trabajo y lenguaje cinematográfico.

Des de su inicio, se respira un aura peculiar, no hacen falta muchos minutos para vislumbrar de que estamos ante una obra muy diferente a lo que se haya visto, y no únicamente en el terreno de la ciencia ficción, género del cual me declaro incondicional. La película posee un buen ritmo, con escenas e imágenes muy vistosas y conseguidas y con ciertos efectos especiales que a día de hoy siguen siendo bastante impresionantes.

La lacra del film viene con su montaje, pues es una obra demasiado condensada, no hace falta leer el libro para darse cuenta de que la obra hubiera salido mejor parada con un mayor metraje, pues quiere abarcar demasiado, haciendo que el espectador pueda perderse fácilmente en alguna de sus tramas. No únicamente adolece de este problema, si no que incluso hay momentos donde se notan demasiado los cortes y donde fácilmente nos podemos desorientar con la aparición espontánea de algún personaje.

“Dune” es una buena película, pero técnicamente, roza hacia el desastre, pues su montaje es, textualmente hablando, pésimo. Acompañado eso sí, de una trama interesante y épica con unos efectos especiales y banda sonora muy loables. La película se convierte en un divertido pasatiempo, pero su ambigüedad se queda atrás debido a su extrema condensidad y el mal acabado del montaje debido al deseo de hacer una cinta demasiado comercial. Estamos ante un caso muy similar al de Kubrick con su “Espartaco”. Es una buena obra, pero no parece de su director o no se vislumbra en ella su pasión y estilo.