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Voto de lyncheano:
10
7.4
42,968
Drama
En un accidente de coche, Julie pierde a su marido Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Olivier está enamorado de ella desde hace muchos años y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para ... [+]
3 de octubre de 2007
57 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera de la serie de tres obras que Kieslowski dedicó a la bandera francesa sienta las bases de lo que este gran artesano entiende por cine, y deja al espectador avisado de sus propósitos reales, bastante alejados de lo que pudiéramos entender como el significado simbólico y simplista de ese primer color de la bandera francesa: el azul, la libertad. Y es que el concepto de libertad que nos propone queda enmarcado en un contexto inverosímil para su apreciación tal y como estuviéramos dispuestos a comprender en un principio, quedando así subyugada desde el principio la temática de esta cinta a la abrumadora sensibilidad de su creador. Sensibilidad, que no sensiblería, nada más alejado de la realidad, pues Kieslowski impregna su obra de un odio sentimental corrosivo y desgarrador, haciendo que compartamos con Juliette Binoche su divorcio con la vida, odiando a Dios por haberla desarraigado así de todo cuanto amaba. El proceso es más complejo, tortuoso y doloroso de lo que pudiera contar con palabras, y Kieslowski lo compone como un maestro, basándose en una bellísima fotografía de constantes tonos azulados, en una impresionante banda sonora que se te mete dentro de los huesos, en un inteligente ahorro argumental y sobre todo en la más que soberbia actuación de Juliette, que con su rostro es capaz de traducir lo que siente en cada momento de mejor manera que si tuviera la oportunidad de hacerlo con palabras u otros recursos más artificiales (esto es, en definitiva, el puro cine de inteligencia emocional). La película, además, no carece de simbolismo (la piscina solitaria a la que Binoche va a nadar, metáfora de aquel rincón de su alma en el que jamás dejará pasar a nadie, pero que rebosa de vida cuando ella acaba necesitándolo); ni romance, entendido este como el destino más prudente para encontrar una balsa en medio de toda esa angustia existencial que desborda la pantalla en cada fotograma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La ''libertad'' propuesta es la de una mujer que pierde a su hija pequeña y a su famoso marido compositor en un accidente de tráfico, y que lejos de buscar apoyo en sus amigos y seres queridos, vende todas sus posesiones y se larga a París no para rehacer su vida, sino para dejarla correr, saboreando la egoísta libertad que la muerte de su familia le ha proporcionado, pero no disfrutando de ella, sino dejándose morir en su seno, embriagada de tan cruel soledad. Sin embargo, la obra musical incompleta de su marido vuelve a su mente cada vez con mayor frecuencia, como si este la estuviera llamando desde ese otro mundo para que diera fin a lo que dejó sin acabar. También el colega de este, enamorado desde hacía tiempo de la mujer, intenta acercarse a ella cada vez con más ahínco, intentando hacerse con el proyecto del marido muerto con el único fin de llamar su atención y así tenerla cerca. Así pues, todos estos elementos impiden que su reclusión sea definitiva y absoluta, y poco a poco va saliendo de ese odio mediante la música (brillantes escenas de abstracción introspectiva del personaje en las que la pantalla queda en fundido y podemos oír atronar la abrumadora banda sonora del film) y esa constante sensación de tener que completar algo que quedó a medias. La joven mujer descubre más tarde que su marido le era infiel desde hacía bastante tiempo, y es aquí donde podemos apreciar esa última vuelta de tuerca de complejidad intrínseca a la naturaleza humana, que Kieslowski trata con poesía en la pantalla y nos hace llegar de manera sutil e inteligente: es entonces cuando podríamos pensar que ese sentimiento de odio que alberga alcanzara una cruel lógica en la vida desgarrada de la protagonista, y sin embargo es a partir de este momento cuando el personaje de Binoche comienza a descubrir que esta vida común a todos oculta algo más de lo que vemos, que las cosas no suceden por buena o mala suerte, y que por tanto el odio y la apatía no tienen cabida aquí, pues son meros sentimientos egoístas hacia el mundo y todo cuanto la rodea. El maravilloso personaje que regalan a Binoche, que hasta entonces sólo había entablado relación con una vecina prostituta, decide buscar a la amante de su marido (que resulta estar embarazada de él) y acaba regalándole el piso que había querido vender al principio. Al final, ella encuentra descanso en los brazos del hombre que tanto la ama (muy probablemente más que su propio marido fallecido), aunque el espectador no pueda evitar pensar que los sentimientos y las razones que les llevan a acabar juntos sean bien distintos para cada uno de los dos. La vida es dolorosa y difícil de entender, pero es más un sentimiento global y de cada instante que una mera explicación de sus partes. Y esta película es, al fin y al cabo, como la vida misma.