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España España · Móstoles
Voto de lyncheano:
10
Drama En un accidente de coche, Julie pierde a su marido Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Olivier está enamorado de ella desde hace muchos años y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para ... [+]
3 de octubre de 2007
57 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera de la serie de tres obras que Kieslowski dedicó a la bandera francesa sienta las bases de lo que este gran artesano entiende por cine, y deja al espectador avisado de sus propósitos reales, bastante alejados de lo que pudiéramos entender como el significado simbólico y simplista de ese primer color de la bandera francesa: el azul, la libertad. Y es que el concepto de libertad que nos propone queda enmarcado en un contexto inverosímil para su apreciación tal y como estuviéramos dispuestos a comprender en un principio, quedando así subyugada desde el principio la temática de esta cinta a la abrumadora sensibilidad de su creador. Sensibilidad, que no sensiblería, nada más alejado de la realidad, pues Kieslowski impregna su obra de un odio sentimental corrosivo y desgarrador, haciendo que compartamos con Juliette Binoche su divorcio con la vida, odiando a Dios por haberla desarraigado así de todo cuanto amaba. El proceso es más complejo, tortuoso y doloroso de lo que pudiera contar con palabras, y Kieslowski lo compone como un maestro, basándose en una bellísima fotografía de constantes tonos azulados, en una impresionante banda sonora que se te mete dentro de los huesos, en un inteligente ahorro argumental y sobre todo en la más que soberbia actuación de Juliette, que con su rostro es capaz de traducir lo que siente en cada momento de mejor manera que si tuviera la oportunidad de hacerlo con palabras u otros recursos más artificiales (esto es, en definitiva, el puro cine de inteligencia emocional). La película, además, no carece de simbolismo (la piscina solitaria a la que Binoche va a nadar, metáfora de aquel rincón de su alma en el que jamás dejará pasar a nadie, pero que rebosa de vida cuando ella acaba necesitándolo); ni romance, entendido este como el destino más prudente para encontrar una balsa en medio de toda esa angustia existencial que desborda la pantalla en cada fotograma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lyncheano
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