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España España · Complutum
Voto de Pableras:
4
Romance. Comedia Desde que se conocieron en una fiesta, la ambiciosa Nat (Rose Byrne) y Josh (RafeSpall), un novelista en ciernes, han sido muy felices a pesar de sus diferencias: Josh es más reflexivo, Nat es más activa. Cuando se casan, ni la familia, ni los amigos, ni siquiera el cura cree que esa relación vaya a durar. La ex novia de Josh (Anna Faris) y el atractivo cliente americano de Nat (Simon Baker) podrían ser alternativas tentadoras. De los ... [+]
25 de septiembre de 2014
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Working Title lleva mucho tiempo abonada a la comedia romántica, entre otros y muy heterogéneos campos, y gracias a ella ha cosechado numerosos éxitos que, si bien podrán gustar más o menos, son intachables en cuanto al reconocimiento popular del que gozan, bien sea en forma de risas o de alta recaudación en taquilla (o de ambas). Su particular historia de amor comenzó con 'Cuatro bodas y un funeral' (Mike Newell, 1994) y (casi) siempre les ha correspondido. 'Love Actually' (Richard Curtis, 2003) supuso la gran comedia romántica de la compañía, una especie de obra catedralicia en torno al amor y el pastel cinematográfico que aglutinaba todo lo que la gente ama (y detesta) del subgénero. Si la tomamos como punto de inflexión en el devenir del subgénero (al menos en su variante british), la presente 'Les doy un año' (Dan Mazer, 2013) pretende ser otro punto y aparte, una suerte de deconstrucción o reconversión de dicho subgénero con el objetivo de alcanzar metas similares a través de un esquema (narrativo, moral y conceptual) distinto. La intención es cuanto menos loable y atractiva, pero, una vez dispone las cartas sobre la mesa, el director debutante, ligado a 'Da Ali G Show' (2003-2004), no sabe jugar bien la partida y ejecuta su tarea de manera rutinaria, previsible, plana y acomodaticia.

La premisa (y la forma en que es presentada) resulta simple, pero efectiva y esperanzadora. Chico y chica se conocen, se casan, disfrutan de una boda con discurso apoteósico del padrino y sienten que podrán con todo a partir de ahora. Unos meses después, la situación es bien distinta, y no son más que otro matrimonio asentado sobre problemas, egoísmos y mentiras. La chica tiene un pretendiente (el mentalista Simon Baker ni más ni menos) y él a una ex muy cercana (Anna Faris, irreconocible tras sus malogradas operaciones de cirugía estética, quien da ángel a su personaje pero se pelea en cada escena con un rostro de gestos antipáticos y extraños). El embrollo se desarrolla a dos bandas, la de la novia y la del novio, y eventualmente éstas se unen para ofrecer momentos incómodos entre amantes, reiterar lo mal que les va (un plana caricatura del matrimonio) o, en el mejor de los casos, juntarles a ambos en las escenas de la terapia de pareja con una descacharrante psicóloga al mando.

No se puede discutir que el reparto no esté entregado a la historia, sobre todo gracias a unos inspirados y divertidos Rose Byrne (quien, una vez más, enamora) y Rafe Spall (también en cartelera con la estimable 'Amigos de más') en los papeles de la infeliz pareja protagonista, pero esa historia se tambalea constantemente a lo largo y ancho de una narración desequilibrada, aparatosa y falta de chispa, donde cada escena (y cada gag) parecen estirados en exceso, diluyendo las virtudes que el espectador va encontrando por el camino; virtudes todas ellas en torno al sentido del humor del film, una mezcla de maneras típicas del cine británico pero sólidamente apuntaladas en el humor grosero, escatológico y zafio (y no es un comentario negativo en absoluto) que predomina en la reciente y muy popular comedia USA. Ello provee al film de sus mejores líneas de diálogo y de las secuencias mejor trenzadas, siendo la muestra más perfecta y brillante de esto la escena del marco de fotos digital en casa de los suegros. Sin embargo, esta escena y otras no son más que esporádicas pinceladas de buena comedia que despiertan un poco el apagado ánimo de la cinta, lastrada por una vertiente dramática y (anti)romántica mal hilada que en ningún momento logra empatizar con el público.

La pretendida revisión del subgénero romántico se queda en agua de borrajas, su cinismo no tiene recorrido y, para cuando la película ofrece los giros más originales, uno ya ha desconectado del todo. Su alargado tramo final incluye alguna tibia sorpresa, pero incluso en su clímax, donde aparentemente se rompen ciertas reglas del subgénero, no renuncia a los típicos resortes del mismo para alcanzar las metas de siempre: ofrecer melosidad y un discurso luminoso sobre el amor. Normalmente un servidor lo compraría, pero no cuando todo lo demás se mueve de manera tan impersonal y raquítica.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-les-doy-un-ano-divorcio-a-la-britanica/
Pableras
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