Haz click aquí para copiar la URL
España España · Complutum
Voto de Pableras:
4
Drama Junior es un niño de nueve años que tiene el pelo rizado. Él quiere alisárselo para la foto del anuario de la escuela, pues así lo llevan los cantantes pop que están de moda. Esta circunstancia lo lleva a enfrentarse con su madre. Lo que Junior quiere es ponerse guapo para que su mamá lo quiera, pero ella lo rechaza cada vez más. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2014
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora de la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián, 'Pelo malo' (2013) es la nueva película de la polifacética directora venezolana Mariana Rondón, cuya corta filmografía permanece inédita en nuestro país. Es por esto que resulta casi un milagro poder acudir al cine y encontrarse, entre taquillazos y películas de autor de mayor recorrido comercial y conocimiento popular, con esta sencilla y poco convencional cinta, una muestra más de cine social latinoamericano, personalísimo y de fuerte raigambre, cuyas intenciones quizá sean mejores que los resultados.

La película nos muestra a una familia pobre que vive en un barrio marginal de una urbe de Venezuela (no importan los nombres, sí los espacios), compuesta por una madre viuda y sus dos hijos, un bebé y Junior, el protagonista de nueve años. El contexto es claro y diáfano, no alberga lugar a dudas o segundas lecturas pues nos encontramos ante un crudo retrato de la miseria, servido en frío. Sin embargo, lo que vertebra el relato no es sino la relación entre la madre y su hijo mayor, un niño solitario que carece (inexplicablemente) del amor de su madre, pues esta no parece sentir apego alguno por él. Es una premisa cuanto menos valiente e inusual, pero también tambaleante en lo que respecta a un espectador que debe lidiar desde los primeros minutos con el a priori chocante concepto del no-amor maternofilial. Mariana Rondón, al menos, deja bien claro que su film no va a resultar una experiencia fácil, cómoda ni ligera. Para este cronista, sin embargo, la honestidad de su planteamiento (amén de una primera descripción escueta, casi sibilina pero profundamente efectiva, de los personajes) no es suficiente, ya que los problemas surgen desde el primer cuarto de hora.

La cinta se guía por un determinismo social correctamente plasmado aunque algo maquillado, como si pareciera (para entendernos) demasiado premeditado y calculado para cumplir una función efectiva durante el más o menos ajustado metraje. Hay reminiscencias neorrealistas, bien sea en el reparto fundamentalmente amateur (sincero y entregado eso sí, no merece el más mínimo reproche) o en ese estilo de rodar cercano y cerrado en torno a los personajes. Lo que ocurre es que esos ecos se mueven entre los vaivenes (a veces harto caprichosos) de una narración en exceso morosa y cuya plasmación incurre con demasiada asiduidad en la sordidez y el patetismo. La exposición de la acción, por tanto, se aleja un tanto de los postulados más puramente típicos del neorrealismo para convertirse en algo diferente, que se rompe con esos ocasionales desvíos excéntricos que no se sabe con certeza a qué obedecen, quizá siendo sólo una pieza más de la estrategia desestabilizadora de la historia.

Rondón no ofrece salidas fáciles ni subterfugios, pero por no ofrecer no proporciona ni siquiera un poco de aire para respirar o algo de luz para iluminar esa realidad oscura y que forzosamente se nos presenta inamovible e inestable. Su hermetismo, que radica principalmente en el personaje de la madre (del cual hablaré más tarde), distancia al espectador del drama y lo arroja hacia una contraproducente espiral de extrañeza. Al contrario que ocurre en la reciente y notable 'Joven y bonita' (François Ozon, 2013), su opacidad y aparente frialdad no consigue hipnotizar ni atrapar al espectador, sino que lo enfría. Hay que saber cómo escatimar información con inteligencia. Así pues, ese neorrealismo antes mencionado se diluye para terminar pareciéndose a un sucedáneo del peor Iñárritu (el de 'Biutiful' -2010-), cuyo gusto por subrayar la obviedad y banalizar lo realmente importante es su sello de estilo. La historia es terrible y no emociona. Algo falla.

El principal lastre está encarnado en el personaje de la madre, sencillamente inexplicable. No es demonizado o juzgado y se retrata de hecho como una superviviente nata que lucha día a día contra los avatares de la vida. Ahora bien, aquí nace la principal pregunta de la película: ¿Qué madre no quiere a su hijo? Y no sólo eso, sino que se da el caso de que no quiere al mayor (podría decirse incluso que le profesa cierto desprecio) pero sí al pequeño, mostrándole un profundo afecto. La contundencia y radicalidad de tal decisión por parte de la directora marca profundamente (y para mal) todo lo demás. Es imposible zafarse del delicado hilo que sujeta todo el esqueleto (corazón incluido) de la cinta. La escasez de información, lo abrupto de cada nueva clave que se descubre (la duda sobre la homosexualidad), la opacidad expositiva y emocional que embriaga el relato… todo ello acaba provocando una (lógica) antipatía hacia el personaje y, por extensión, hacia la propia película, alejando al respetable del drama y de cualquier atisbo de, incluso, la más superflua identificación con hechos o personajes.

Rondón muestra una sola realidad, lo cual no sería ni muchos menos un problema si ofreciera algo más que incertidumbre y desconcierto, muy a menudo gratuitos, en muchos tramos de la película. Hay pespuntes interesantes y un trasfondo histórico muy bien traído, pertinente con la penosa existencia de tantas personas en un lugar donde no cabe la esperanza (no puede ser casualidad que se estrena esta película en plena guerra por los derechos y la libertad en Venezuela), pero la plúmbea narración puede neutralizar los aciertos sin hallar resistencia alguna, incluso esa pareja joven tan natural y auténtica que (casi) parece sacada de una película de Todd Solondz, salvando las distancias.

'Pelo malo' se enmarca dentro de esa línea personal y arriesgada del cine iberoamericano de los últimos años, que pueblan títulos como 'La teta asustada' (Claudia Llosa, 2009), también esquinada pero sin dar gato por liebre. Quizá un servidor, al que no se le escapan las bondades de un plano final triste e inclemente, esté en inferioridad. Acudan al cine. Indiferentes no saldrán.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-pelo-malo-malamadre/
Pableras
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow