Incluso por la capacidad de un policía para trasladar viva a una valiosa testigo desde la ciudad del vicio y el juego hasta Phoenix. Con esta idea, e inspirándose en Don Siegel - al igual que lo haría en el western a la manera de Sergio Leone -, Clint Eastwood construye una trama vigorosa y entretenida, tomando como partenaire a su por entonces pareja (la rubia y delgada Sondra Locke, que luego denunciaría por violento a Eastwood, cuando no parecía mucho importarle las bofetadas en la ficción).
Sin embargo, el resultado de "Ruta suicida" no es el esperado. La historia podría haber sido protagonizada perfectamente por Harry Callahan en una de sus nuevas entregas, pues Clint vuelve a convertirse en ese agente duro, poco ortodoxo, desafiante, inicialmente machista y, en esta ocasión, algo alcoholizado. Por ello la cinta peca demasiado de sexista, además de tener sus fallos, lagunas y algunas escenas ridículas (los moteros en el desierto de Arizona, la ancianita del autobús y la actitud de los policías al final, como pasmarotes ante lo que sucede).
No obstante, le subo la calificación porque es una película de las primeras de Eastwood en las que ya se aprecian maneras de éste en la dirección: Tiene varios buenos diálogos, la persecución del helicóptero y, especialmente a su favor, que "engancha" por su amenidad.