Esta frase, escuchada bastante en la película, resume a la perfección la idiosincrasia del pueblo vikingo, bárbaro para muchos por su brutalidad en las invasiones, pero también digno de estudio. Sólo por su presentación en off explicando las habituales incursiones de estos guerreros hacia a unión de reinos que conformaban por aquella época Inglaterra, "Los vikingos" merece ser catalogada como una película con la que se puede aprender historia a la par que entretenerse con una gran cinta de aventuras. Sin embargo, en la TV se empeñaron durante todo el metraje en calificarla como "Para mayores de 18 años", cuando en comparación con las producciones actuales no contiene ni sexo ni violencia explícitos. Así es difícil acercar a los jóvenes a esta asignatura.
No obstante, pese a su calidad indiscutible, Richard Fleischer vuelve a flaquear en el ritmo de la parte final de la película, al igual que le sucediera como director de otra muestra del género pseudo-histórico: "Barrabás". Eso sí, no se puede rebatir que la fotografía y el guión son maravillosos.
Por último apuntar que tanto Tony Curtis como Kirk Douglas - a quienes Stanley Kubrick volvería a reunir en "Espartaco"- están inmensos, si bien el personaje del segundo quizá permite desarrollar un mayor registro actoral. Además, bien secundados por un muy protagonista Ernest Borgnine, una bella Janet Leigh (que para nada está flaca, como comenta el rey vikingo) y un malvado en su línea Frank Thring.
Mi nota: 8,4