Infumable y decepcionante. A uno se le arruga el hocico cuando le apean de la burra. Aguantas diez, quince minutos. Dieciséis. Veinte. Treinta y para de contar. A los puristas de Stephen King, como lo soy yo, esta película es una patada en los bemoles. El pobre 'remake' de 'Cementerio de animales', pese al dudoso visto bueno del señor Stephen King en una supuesta entrevista concedida (quién sabe si previamente agasajado con un cheque adornado muchos ceros, en su conciencia queda), dista y mucho de hacer una ligera sombra a la obra maestra a manos de la directora Mary Lambert, allá en su brillante estreno en abril de 1989. En absoluto lo es. Sombras, pocas. Clavó la obra del genio King con solvencia, sin valerse nada más que del guión y de la historia del rey King. El fiasco de la nueva versión, sin embargo, me ha expulsado de la sala a los 30 minutos de visionar la multitud de impurezas con respecto a la novela que leí veinte años atrás, y eso sin contrastarla con la magistral versión originaria de Mary Lambert, ceñida a la novela en toda su estructura. Si la esencia del 'remake' es 'rehacer' y perfeccionar lo que ya es de por sí perfecto, bodrios como lo es esta bazofia efectista debería estar vetada en todas y cada una de las salas de cine. Yo amo a Stephen King, y abandoné la sala a la media hora. Quien de verdad lo adore y jure dar su vida por él, se quedará en casa leyéndolo.