Creo que nunca antes una protagonista apareció tan poco en la película: nada. Hitchcock nos trae una imponente película de intriga/policíaca, una mezcla de buenas actuaciones y escenas realmente terroríficas. Hoy en día se trata de asustar con efectos especiales, estruendos imponentes, maquillaje excesivo o incluso violentos choques; en la época de los 40, por ejemplo, una actriz como Judith Anderson se quedaba fulminantemente mirando a la pantalla y ya era suficiente para dejarte boquiabierto.

El oscuro pasado que esconde la película me ha dejado cada vez más sorprendido a medida que avanzaba el film, debo asumir que Sir Alfred me ha ido sorprendiendo a medida que avanzaban los minutos. "Ahora ocurrirá esto..." pensaba yo, pues no, no acerté nada, creo que las palomitas que me acompañaban pudieron acertar más cosas que yo.

Se puede decir que nuestro querido director comenzó a toquitear el oscuro misterio en esta película. En algunas posteriores dejará sobre la mesa todas las cartas para hacernos cómplices de lo que sucede sabiendo ya el final, aquí es totalmente el contrario puesto que desconocemos todo sobre la querida Rebeca.