"En Stalker lo digo en forma abierta y yendo hasta las últimas consecuencias: el amor humano es ese milagro capaz de oponerse eficazmente a cualquier especulación sobre la falta de esperanza en nuestro mundo. Lo malo es que también nos hemos olvidado de qué es el amor."

En esta obra de ciencia ficción, que realmente no lo es tanto, Andrei Tarkovsky adapta a la gran pantalla una novela de ciencia ficción popular en la época. Ciento cincuenta y tres minutos de silencios, dolor, dudas, soledad, vastos diálogos y planos eternos que parecen congelados en el tiempo. El cineasta ruso vuelve a mostrarse muy pesimista con la sociedad moderna, siendo el filme que nos ocupa una parábola sobre la falta de fe del ser humano.

¿De qué va Stalker? La cinta comienza con un largo plano-secuencia donde una cámara, con ritmo parsimonioso, nos muestra a una familia conformada por un marido(Stalker), la mujer y la hija pequeña. La esposa reprocha a su hombre que no tenga un trabajo normal y que no cumpla su promesa de no volver a "La Zona".

¿Que qué es "La Zona"? Pues cuenta la leyenda que debió de caer un meteorito y desde entonces las autoridades policiales custodian el lugar para que la gente no pueda acceder. Dentro de ese territorio hay una sala donde al parecer los deseos pueden hacerse realidad. "La Zona" es un espacio enigmático donde la materia cambia constantemente de aspecto, donde no se puede volver sobre tus pasos

Después de la discusión con su mujer el guía acude a una taberna donde lo esperan un escritor y un científico para iniciar la expedición hacia lo desconocido. Los nombres de ambos nunca los sabremos. A partir de ahí los espectadores acompañaremos a estos tres individuos en su difícil misión de acceder a dicha zona tan especial. El Stalker tendrá que hacer uso de su experiencia(él ya estuvo allí) para evitar los peligros y trampas presentes en "La Zona", mientras el profesor y el escritor expresan sus dudas y miedos, siendo personajes atormentados, que no encuentran su lugar en el mundo. El guía representa la espiritualidad y la fe, el escritor el arte y el profesor la ciencia, enfrentándose los tres mundos durante todo el trayecto.

El director ruso hace gala de una captación aguda de los sonidos, como el movimiento de las ramas, las pisadas sobre la hierba o la respiración de los personajes. Otra vez el agua vuelve a ser un elemento característico como en casi toda la obra de Tarkovsky. Mediante planos largos y generales, con gran profundidad de campo, observaremos el territorio por donde transitan nuestros tres protagonistas, predominando los campos verdes, zonas acuosas y pantanosas y ruinas donde en su día debió de haber alguna base militar. El trabajo de cámara es excelente, situándose casi siempre a una distancia prudente que permite al espectador tener una vista amplia en cada fotograma. Durante el transcurso del viaje los tonos sepias se mezclan con una bella fotografía a color. Con esa diferencia de pigmentos seguramente el cineasta soviético quiso mostrar una sociedad rusa decadente(sepia y blanco y negro) en contraste con el colorido de "La Zona" como un lugar donde evadirse de la triste realidad.

La cinta acaba con un plano donde la niña, con telequinesis, mueve con la mente los objetos de la mesa. Finaliza el trayecto con música de otro maestro, en este caso Bach. El mensaje del director parece claro. Los niños todavía portan esperanzas, al contrario que los adultos, creen en algo y tienen la esperanza de que el mundo sea un lugar maravilloso y diferente.

Varias preguntas quedan en el aire: ¿Qué es lo que queremos? ¿En qué creemos? ¿Qué papel tenemos en la sociedad?

La cinta del maestro ruso nos propone un viaje difícil, lento y tortuoso. Si conseguimos adentrarnos como el cuarto viajero disfrutaremos de la experiencia. Si no.. pues entonces no es tu película, amigo. Una obra para reflexionar con calma. Dijo Cate Blanchett que todavía hoy tiene grabada a fuego en su retina cada fotograma de esta obra irrepetible. Por algo será.