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Voto de los pájaros de Bangkok:
8
Drama Andrei Gorchakov, un poeta ruso, recorre Italia en compañía de Eugenia con la intención de investigar la vida de un compositor del siglo XVI sobre el que está escribiendo. En su viaje se encontrarán con el apocalíptico Domenico. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El oyente deja de ser oyente, potencia-acto, para arrojar agua sobre la mesa del orador, Deleuze, disidencia de la disidencia.
Podríamos expresar una onomatopeya feroz, o dejar un gran espacio en blanco y poner en hermosas letras: mierda.
Tarkovsky es proyección, es decir, dándole la razón al amigo Jean Paul, es nada, porque así se siente. Todo lo que él es no está ante sus ojos, o es pasado o es futuro.
La película es poesía, deliberada, no hay tanto misterio en ello. Y huye de la narración, de la temporalidad funcional, teleológica. No hay ser sin tiempo, cualquiera que sea. Por eso Goreakov es memoria y deseo, Así, es nada.
Y la película no se disfruta, se soporta, he ahí su significado primero y último, la nostalgia no es una pose, es una posición,
El mundo es geometría, Eugenia es la carne, la que discute el acuerdo tácito que tenemos sobre todo. Los pasillos, lugar de o a, nada, proyección, merci Jean Paul.
Y Goreakov es Domenico, siempre lo fue. Heterotopías, incluiría Foucault.
Y ya estamos en lo de siempre, que yo no critico oiga, que yo de eso no sé, Hay que buscar a alguien más honesto si quiere usted saber más cosas de la película. Yo he dicho lo que he dicho, y no he dicho lo que no he dicho. Poesía, temporalidad funcional, geometría-carne y no ser, proyección, transubstanciación, heterotopías..., estoy pensando que igual he dicho más de lo que debería.
Visualmente, ya se ha dicho, es poderosa. Metafóricamente, pues estamos en lo de siempre, hay más de metafórico en quien la contempla que en quien la crea. Esa botella conteniendo el agua de la lluvia, dándole forma, manière-matiére. La mujer, la madonna.
Y pone a prueba, por igual, la madurez crítica y la paciencia del espectador.
Un amigo mío que se llama Lázaro la pudo ver de principio a fin, pero sólo porque se quedó clavado en la silla de un ataque de "luminosi". A mí me gustó. Pero ya les he dicho que yo no suelo decir la verdad.
los pájaros de Bangkok
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