No se puede negar que “Anjos do sol” es un espléndido relato sobre la prostitucion infantil en Brasil. Desconozco si Rudy Lagemann, para dirigir y escribir este relato, ha bebido del excelente y magnífico film de Lukas Moodysson “Lilja 4-ever”, pero los paralelismos (incluso en algunos planos), en ocasiones, me hacían otear en el apartado horizonte el fantasma de Lilja. Y digo fantasma, con todos mis respetos y en sentido figurado. Y es que, la cinta del sueco puso el listón muy alto en cuanto a esta temática, pues si hay algún referente sobre prostitución infantil, hay que indagar primeramente en el quehacer del director nórdico, sin menospreciar cualquier otro producto similar con un mínimo de calidad aceptable, como lo es “Anjos do sol”, y que más que aceptable, es admirable, un film que recomendaría sin ningún género de dudas, y que, seguramente, el mismísimo Ken Loach lo habría firmado, a tenor de su acertado cine social, al que nos tiene acostumbrados.

María también emociona hasta el punto de convertirte, como con Lilja, en su cómplice, mientras se suceden los minutos del cruel y despiadado metraje, una realidad que sacude este comistrajo de universo del que tanto nos sentimos deleitados por el simple hecho de tener una gran caja tonta plana ó de pegarnos en la oreja un aparato concebido desde el sufrimiento, dolor y muerte de los más desamparados y desfavorecidos, explotados para que podamos disfrutar de un comodismo desorbitado, y hasta absurdo e irrisorio, teniendo en cuenta las consecuencias que de ello se están derivando en nuestra madre, la natura.

Al igual que su homónima, Oksana Akinshina, Fernanda Carvalho ejecuta un gran papel, habida cuenta que no es nada sencillo. El film te va a mantener pegado a la pantalla, dada la buena dirección, junto al inclemente drama y las adecuadas actuaciones.

Muy recomendado.