Nunca he sido muy fan de las películas ni de las historias en general de DC. Sus superhéroes siempre me han parecido carentes del carisma que sí tienen a raudales los de Marvel. Sin embargo los malos de DC me parecen muy atractivos.
Acudí a esta película con la ilusión de ver al Joker y a otro conjunto de desquiciados antihéroes (a pesar de que sabía que Heath Ledger había dejado un listón insuperable por los siglos de los siglos) ¿Y qué me encontré? Una película sin un hilo argumental claro: hasta casi el final no sabes qué ha ocurrido, ni por qué una supuesta bruja está "mangándola a lo grande" en la ciudad, con un hermano que aparece como de casualidad y que desaparece casi de la misma forma.
El Joker... casi ni sale. Tanto revuelo con cómo había preparado su personaje Jared Leto me hicieron creer que de verdad íbamos a verle en acción. Al final lo que nos encontramos son cuatro escenas donde el Joker que vemos es un tipo muy duro y con mucho dinero. Y ya está. Cuatro.
El resto de personajes son igual de planos sin una verdadera historia coherente y creíble. Margot Robbie lo intenta, pero la Harley Quinn de la película ni está tan loca, ni tan cuerda ni... nada. Como los demás. Todo va demasiado deprisa: los delincuentes son buenos en una media hora y se hacen mejores amigos con la misma rapidez.
Cuando aparecen los créditos la sensación es de incredulidad: tenían una historia buena, llamativa; un elenco despampanante; tenían al público en la mano con tanto tráiler y tanta expectación; y una vez más DC no llega.

Por eso Marvel sigue siendo la reina, amigos, y DC tiene muuuuucho que aprender.