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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama. Romance Inglaterra, 1962. Florence y Edward, tienen poco más de 20 años. Ella de clase media alta, él de clase baja. Inocentes, vírgenes y enamorados cuando aún no se había publicado el primer LP de los Beatles y “El amante de Lady Chatterley” estaba prohibido, se casan y van a pasar su primera noche de bodas a un hotel, junto a la famosa Chesil Beach. Lo que sucede esa noche, entre sus palabras y sus silencios, cambiará sus vidas para siempre.
16 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la playa de Chesil (On Chesil Beach)

Ian McEwan es uno de los mejores escitores británicos de la actualidad. Alguna de sus novelas ha sido adaptadas al cine pero, en esta ocasión, también escribe el guion. Me refiero a “On Chesil Beach” donde la película respeta el título original de la obra. La dirección corre a cargo de Dominic Cook, reconocido director de teatro que hace su debut en el cine con excelente buena fortuna en esta delicada, sutil y hermosísima composición.
La película es emotiva, cadenciosa, pacientemente elaborada y filmada con exquisito buen gusto. A pesar de la durísima y descarnada historia que nos cuenta, la cinta conserva ese inconfundible aroma de un cine que requiere de grandes dosis de talento narrativo.
Corre el año de 1962 y los convencionalismos sociales aún colean en una Inglaterra que lucha por deshacerse de sus ataduras. Saoirse Ronan da vida a Florence, una joven de clase alta, dulce, educada e inteligente que, sin embargo, esconde las secuelas de una educación rígida y malsana donde el poder de la religión y las costumbres decimonónicas producen demoledores efectos. Esta joven actriz nos ofrece todo un recital, en el que expresa candidez, alegria, tristeza, rabia y todas aquellas emociones que exije su personaje. Y no le va a la zaga un espléndido Billy Howle, en el papel de Edward, su recién estrenado esposo, torpe e inexperto, con el que habrá de pasar la noche de bodas más aciaga y desdichada de cuantas recuerdo.
Cook recurre a continuos “flashsbacks” para irnos descubriendo los antecedente de esta inocente y bienintencionada pareja.
Para finalizar, Dan Jones adapta deliciosas piezas para cuerdas de Bach, Hydn, Mozart, Bethoven o Schubert, mientras que, como original contrapunto, la banda de Chuck Berry suena vigorosamente incontenible. Una gozada.
Rómulo
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