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Voto de FATHER CAPRIO:
10
Drama. Romance Año 1849, en Nueva York. Catherine Sloper, una rica heredera, tímida, inocente, poco agraciada y no muy joven, es pretendida por un apuesto joven. Ella se enamora de él apasionadamente, pero su cruel y despótico padre se opone a la boda y amenaza con desheredarla. Adaptación de la novela de Henry James "Washington Square". (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2009
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El amor ... Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites". San Pablo a los Corintios. Y los Corintios "pasapalabra" a Catherine Sloper (Olivia de Havilland) y " de oca a oca" la lectura fue pasando hasta llegar a este que les escribe. Me pongo serio: Maravillosa epístola llenísima de verdad que debería presidir los hogares y la propia vida de quienes se han unido, cualquiera que sea la forma y la religión, por propia voluntad y bajo el signo del amor.

Por ello, estamos del lado de Catherine, indignadísimos ante la falsedad, la hipocresía, el egoísmo, la premeditación y la alevosía de Morris Townsend (Montgomery Cliff) e incluso justificamos a un padre (Ralph Richardson) injustificable y que ha transmitido sus propios tormentos a su única hija heredera de su fortuna. Y repasamos por enésima vez aquella lección que la vida enseña, no en escuelas ni universidades, sino en la especies y la cotidianeidad de la ciega locura de amor.

¡Ay Catheryne! ¡Que presa tan fácil! ¡Ay William Wyler! ¡Que maestro!. De estas, mil y una en la vida, pero en el cine, pocas y tan geniales...no recuerdo. El Oscar a Olivia de Havilland una obligación para la Academia. Si no es fácil darle vida, cuerpo, facciones, ojos y lágrimas a la Catheryne ingenua y engañada, mucho menos lo es encarnar también a la Catheryne con el alma endurecida. Si es que hasta les salió barato a la Academia, un Oscar en lugar de los dos merecidísimos. Los dos para ella, aclaro.

Luego podemos hablar de un Montgomery Cliff de quien, viendo actuaciones como ésta, podemos lamentarnos con propiedad de su corta carrera, de Ralph Richardson al que conocíamos poco y prometemos redescubrir o incluso de Miriam Hopkins, habitual de Wyler, y un tanto acomodada en papeles de tía residente. Pero sobre todo hablaremos de ella, de la ingenua y de la cruel. De esa Catheryne a la que William Wyler hace pasar en poco menos de dos horas por las experiencias de la vida más hermosas y también por las más crueles.

Con una música justamente premiada, un vestuario de época maravilloso, unas interpretaciones sublimes y un tema difícil que pone a prueba tanto al director como a los actores, en mi modesta opinión, la película no hubiese sido ninguna sorpresa si le hubiese arrebatado el Oscar a El político de Robert Rossen, y lo digo habiendo visto y valorado tanto el film como el trabajo genial de Broderick Crawford.

Imprescindible.
FATHER CAPRIO
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