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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Aventuras Clásico del género de piratas. A un corsario inglés (Errol Flynn) la reina Isabel I Tudor (1558-1603) le concede patente de corso para abordar la flota española y atacar y saquear sus ciudades en el Nuevo Mundo. Las autoridades españolas elaboran un plan para acabar con el temido pirata. El maestro Curtiz deja su sello con una perfecta narración y espectaculares batallas navales. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2007
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les diré que eso de que los españoles seamos los malos de la película y además estando enfrente los ingleses resulta cuando menos chocante. ¡Mamma mía! ¡ Como han cambiado los tiempos ! Pero bueno, en cine vale casi todo, hasta que Felipe II contemple el mapa del mundo y exclame que algún día será el mapa de España.

Todo eso es muy discutible pero lo que no es tan discutible es que nos encontramos ante una buena película de aventuras, con uno de los aventureros por excelencia (Errol Flynn), eterno Robin de los Bosques y capitán cinematográfico por antonomasia, Capitan Blood.

Les confiaré un secreto, mi prurito español me estaba pidiendo que le dieran un buen escarmiento a ese pirata engreído y pagado de si mismo. Pero claro, obviamente no podía ser y tuve que conformarme en ver como los ingleses se llevaban nuestros galeones al agua. Claro que tuvieron la deferencia de rescatar a nuestro embajador y especialmente a su sobrina, una Brenda Marshall que, en mi modestísima opinión, no acaba de dar una imagen de mujer latina, por muy morena que sea su cabellera.

Como película de aventuras es una de las joyas del género. Los galeones se construyeron expresamente para esa película y se llevaron gran parte del presupuesto, quizás un tanto a costa de la magnificencia del palacio de la reina Isabel I. Una soberana que se nos atraviesa en el gaznate por su doblez y complicidad con el Thorpe (y no tan torpe) bucanero y en contra de los intereses españoles en Ultramar. Sinceramente y ya un poco más en serio, encontré a Flora Robson un tanto fuera de su regio papel.

Las escenas de abordaje, la huida por las marismas en Panama, la fuga del barco español, la típica lucha con florete (francamente buena), la causticidad de los diálogos, especialmente los cortesanos, las actuaciones de Claude Rains, Una O’Connor y Donald Crisp, al que siempre sigo desde sus actuaciones en ¡Que verde era mi valle! Y Vida de Emilio Zola... ¡Ah! Y una buena fotografía y una música inconmensurable de Korngold. Todo ello, en conclusión, son múltiples alicientes para ver ó volver a ver este clásico. Aunque perdamos los españoles. ¡Que le vamos a hacer!
FATHER CAPRIO
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