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Voto de Jlamotta:
7
6.8
12,056
Romance. Drama
Jane Eyre, una muchacha educada en un orfanato y de triste infancia, es contratada por Edward Rochester para trabajar como institutriz de una niña en Thornfield House. La aislada y sombría mansión, así como la inicial frialdad del dueño de la casa ponen a prueba la fortaleza de la joven. Sin embargo, poco a poco empieza a enamorarse de él. (FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera pregunta que abordará a los espectadores de esta nueva Jane Eyre es si realmente
hacía falta otra versión, teniendo en cuenta que no moderniza el mensaje ni el contenido sino
todo lo contrario. Apostando por un clasicismo casi reverencial hacia la novela de Charlotte
Brontë e incluso a la primera adaptación al cine firmada por Robert Stevenson siendo
interpretada por Orson Welles y Joan Fontaine. Vuelvo a recurrir al maestro Eastwood para
recuperar su famosa afirmación de que no hay historias nuevas sino solo otras formas de
contarlas. Y el director de Sin Nombre, Cary Fukunaga, así lo hace recurriendo a uno de los
elementos más importantes del cine y a la vez menos valorados por el público medio: el montaje. A través de unos ágiles y sutiles flashbacks nos intercala pasado y presente, removiendo de esta forma nuestros sentimientos en un tiovivo de sensaciones que van desde la desesperación a la angustia pasando por la tristeza contenida. Recurso de director grande.
La novela ha sido analizada al extremo por lo que considero inútil referirme a algún aspecto de
ella que los lectores no conozcan ya, salvando el hecho de que Moira Buffini, la autora del
libreto, no tiene ningún interés en adaptar aquella trágica historia a nuestros tiempos ni
ensañarse con algún tipo de variación que reste o modifique de alguna forma los valores y
reflexiones expuestas sobre la Inglaterra de mediados del Siglo XIX. Una sociedad que acababa de celebrar la abolición de la esclavitud pero que seguía condenando a las mujeres a un segundo plano con las desigualdades sociales entre clases aumentando cada día. Ese es el marco histórico en el que se mueve la historia que aquí analizamos, sin que estorbe en ningún momento o sea parte trascendental de la trama. El plato fuerte es la desgarradora historia de amor entre Jane Eyre y Edward Rochester y todos los elementos de la película dan lo mejor de si para que el drama luzca a flor de piel.
Sigo en spoiler pero no es spoiler
hacía falta otra versión, teniendo en cuenta que no moderniza el mensaje ni el contenido sino
todo lo contrario. Apostando por un clasicismo casi reverencial hacia la novela de Charlotte
Brontë e incluso a la primera adaptación al cine firmada por Robert Stevenson siendo
interpretada por Orson Welles y Joan Fontaine. Vuelvo a recurrir al maestro Eastwood para
recuperar su famosa afirmación de que no hay historias nuevas sino solo otras formas de
contarlas. Y el director de Sin Nombre, Cary Fukunaga, así lo hace recurriendo a uno de los
elementos más importantes del cine y a la vez menos valorados por el público medio: el montaje. A través de unos ágiles y sutiles flashbacks nos intercala pasado y presente, removiendo de esta forma nuestros sentimientos en un tiovivo de sensaciones que van desde la desesperación a la angustia pasando por la tristeza contenida. Recurso de director grande.
La novela ha sido analizada al extremo por lo que considero inútil referirme a algún aspecto de
ella que los lectores no conozcan ya, salvando el hecho de que Moira Buffini, la autora del
libreto, no tiene ningún interés en adaptar aquella trágica historia a nuestros tiempos ni
ensañarse con algún tipo de variación que reste o modifique de alguna forma los valores y
reflexiones expuestas sobre la Inglaterra de mediados del Siglo XIX. Una sociedad que acababa de celebrar la abolición de la esclavitud pero que seguía condenando a las mujeres a un segundo plano con las desigualdades sociales entre clases aumentando cada día. Ese es el marco histórico en el que se mueve la historia que aquí analizamos, sin que estorbe en ningún momento o sea parte trascendental de la trama. El plato fuerte es la desgarradora historia de amor entre Jane Eyre y Edward Rochester y todos los elementos de la película dan lo mejor de si para que el drama luzca a flor de piel.
Sigo en spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Podríamos decir que estamos ante la típica película inglesa perfecta. Es decir, nada desentona, nada chirría, todo está en su sitio, todos y cada uno de los recursos cinematográficos se utilizan de manera ejemplar pero (siempre hay un pero) esta perfección es precisamente lo que juega en contra del film. En algunas secuencias no hay lugar para la libertad; se ata con sus propias cuerdas y se autolimita debido a esas ansias de no ensalzar un minuto más que otro (salvando las 2 o 3 escenas de amor entre los protagonistas), luchando por mantener un equilibrio y un tempo narrativo ejemplar. Lo consigue pero, en mi caso (reconozco que no es una película para ir con sueño, y así iba...) sacrificando algo indescriptible en un film pero igualmente primordial:el alma. La frialdad británica heredada de The King,s Speech o Billy Elliot es válida pero las direcciones de Hooper y Daldry aportan más matices a sus historias que la de Fukunaga, sobria y obsesionada con la igualdad pero más plana. No por defecto suyo, es evidente que es algo pretendido pero con un toque algo más cálido la emotividad de algunas acciones entre los protagonistas sería mucho mayor y no perdería ni un ápice de autenticidad la genial ambientación gótica.
La fotografía de Adriano Goldman, la música de Dario Marianelli (candidata desde ya a los Óscar, preciosa y precisa), el montaje de Melanie Oliver, el diseño de vestuario de Michael O'Connor...joyas individuales que juntos conforman un grupo bestial para apoyar al guión y a la dirección teniendo en su reparto la guinda a un pastel muy disfrutable: Fassbender, Bell, Dench (aunque algo desaprovechada), pero sobre todo una imperial Mia Wasikowska que presenta oposiciones con esta apabullante actuación para ser una de las actrices australianas más laureadas de la historia y destronar a mitos como Nicole Kidman. Se siente que hay un gran equipo detrás de todo el proyecto y consigue que deseemos que nos rompan el corazón de nuevo, si lo hacen de forma tan inteligente y magistral como ésta.
La fotografía de Adriano Goldman, la música de Dario Marianelli (candidata desde ya a los Óscar, preciosa y precisa), el montaje de Melanie Oliver, el diseño de vestuario de Michael O'Connor...joyas individuales que juntos conforman un grupo bestial para apoyar al guión y a la dirección teniendo en su reparto la guinda a un pastel muy disfrutable: Fassbender, Bell, Dench (aunque algo desaprovechada), pero sobre todo una imperial Mia Wasikowska que presenta oposiciones con esta apabullante actuación para ser una de las actrices australianas más laureadas de la historia y destronar a mitos como Nicole Kidman. Se siente que hay un gran equipo detrás de todo el proyecto y consigue que deseemos que nos rompan el corazón de nuevo, si lo hacen de forma tan inteligente y magistral como ésta.