Harriet Tubman fue uno de esos personajes claves para la independencia de la raza negra en EEUU y su lucha.

Su historia personal está cargada de penurias, de tanta valentía al intentar rehacer su mundo en cenizas y levantarlo al llevarse a sí misma a ese sueño de libertad y capaz de traspasárselo a otros y vivir para contarlo.

La película cuenta como abandonó su plantación y llegó a duras penas tras un largo peregrinaje y menos aliados que muchos hasta Filadelfia, la tierra para las oportunidades de los negros en ese tiempo, donde podían contar su historia y alguien les escuchaba, dándoles una nueva vida, e incluso otro nombre escogido por ellos mismos, y más que nada la libertad, el poder elegir qué lugar en aquel lugar ocupar y con quien pasar su vida.
Es una buena película, pero en mi opinión fallida tanto en cuanto el tono de empoderamiento de la heroína pasa a ser el de en vez de una luchadora a una mujer maravilla que quiere sembrar el bien, a una Juana de Arco que promueve "morir o ser libre" como si se tratara de una campaña para el voto.

Ella sola es capaz de hacer grandes cosas, pero no ha sido mostrada en la película esa humildad, sino una especie de trance en el que la protagonista entra y por una "voz divina" toma su camino.
La realidad es mucho más apabullante, más fuerte que eso, fue la voz de Dios reflejada en ella como estandarte. Esa es la triste realidad del fallo de la película vs. realidad. Que en la película el estandarte que enarbola Harriet es "ser libre o morir", pero en la vida real ella fue su propio estandarte, símbolo para los esclavos en su situación, la de la promesa de una larga y vida con libertad, ejemplo para negros y blancos de fuera que ayudaban a los que ella bajo su alter ego de "Moisés " ayudó y inspiración para todos, negros y blancos.

Ayudó años más tarde de la guerra de Secesión y durante la guerra, no solo a que los negros combatieran sino al voto del sufragio femenino junto a Susan B. Anthony, la gran sufragista de Nueva York y Defensora de los derechos humanos (la cual merecería también una película propia sino es que ya la tiene).

Todo esa parte de la vida de Harriet ha sido echada de menos. Pero quizá es porque la imagen de ella más como superheroína que como la verdadera Harriet ha sido dada al tenerla con dos pistolas en las manos, cual asaltante de caminos poniendo a raya a los esclavos que quiere liderar y liberar a pesar de ellos mismos.
Me ha gustado la fuerza con que Cynthia Erivo ha abordado su cometido, pero dentro de él hay algo que se enciende demasiado, y es la lejanía entre la inspiración real y política de Harriet Tubman y la focalización de sus artes de lucha armada y de fortaleza física, la cual en ningún momento ha sido puesta en duda, no hacía falta mostrar tal rasgo de su psicología, faltando por otro lado el de su gran labor en los tribunales, su obra en la Iglesia Episcopal Metodista y su aportación en el sufragio antes mencionado.

La película está correcta, pero el exceso de irrealidad no solo de su personaje, sino de todos los demás como ese marido y su abandono, su familia y demás personajes que son unos villanos o unos santos realmente no da para más, convirtiéndola en una película mejorable a todas luces.