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Voto de Orion:
5
5.9
31,065
Ciencia ficción. Aventuras. Drama. Romance
Tras el impacto con un gran meteorito, una nave espacial interestelar que viaja con piloto automático a un planeta lejano transportando a miles de personas, tiene una avería en una de las cápsulas de hibernación. Como resultado Jim Preston (Chris Pratt), uno de los pasajeros, se despierta noventa años antes del final del viaje. Estando completamente solo en la nave, Jim intenta por todos los medios volver a hibernar, pero tras un año ... [+]
8 de enero de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré breve: Passengers es de esas películas que, al verlas, te da rabia pensar en lo alguien con ganas y algo de talento hubiera conseguido hacer con las premisas planteadas, porque son, sin duda, increíblemente explotables y sugestivas. Pero, como de costumbre, se queda en un casi, en un "tan cerca y a la vez tan lejos". Otra más de esas que podrían haber sido clásicos de la ciencia ficción moderna pero se quedan en mero blockbuster hollywoodiense de consumo rápido y olvido todavía más rápido. No es aburrida, y tampoco es mala, pero no es gran cine. Y podría haberlo sido. Otra vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La premisa de la que parte la película es apasionante para cualquier friki de la ciencia ficción: un viaje interestelar a una galaxia donde habita un planeta-colonia prácticamente desconocido. Exploradores del espacio. Y de pronto, uno de ellos se despierta por un error mecánico noventa años antes de llegar a su destino. La soledad terrible, y la promesa de una vida vacía desperdiciada en un barco de metal gigante.
Pero, por si la premisa inicial de la que se parte no fuera poco, la segunda que se abre es todavía mejor: la posibilidad de despertar a otro pasajero para no estar solo, a cambio de arruinarle la vida. Un secreto inconfesable que puede salirte "gratis", dado que hasta que la nave no llegue a destino no se sabrá por qué verdaderamente se ha despertado, y para entonces probablemente la vida de ambos ya haya acabado. Todo ello si, claro, eres capaz de dormir por las noches sabiendo la persona a la que estás destinado a amar (no metafóricamente, sino literalmente, dado que para ti es la única persona que existe además de ti mismo) se encuentra en la misma situación miserable que tú únicamente por culpa de tu egoísmo. Es cuando se plantea esta posibilidad cuando te recolocas en tu asiento y piensas "Hostias. Lo mismo estamos ante algo grande".
Pero no. No se ahonda nada en el problema, y mira que tiene jugo. En ninguno de los dos. No se percibe la sensación de desesperación, de soledad absoluta, de desesperanza por un destino terrible que no puede ser remediado. No se consigue nunca implicar emocionalmente al espectador porque las secuencias que se utilizan para ello son demasiado... "hollywoodienses". Música de fondo, unas canastas, un par de copas sólo en la barra del bar (muy USA), unas barbas y ya. Not enough.
No se llega a percibir nunca el terrible conflicto interno, a diferencia de lo que sucede en otras grandes películas del género como en Interstellar (pensamiento como hombre vs pensamiento como especie) o en Moon (cuestionamiento de la propia existencia ante los avances tecnológicos), pero porque deliberadamente no se ahonda en él, no por torpeza sino porque NO SE QUIERE. Lo peor de todo es que la película va, al final (y es duro reconocerlo) de Chris Pratt y Jennifer Lawrence dándose amor, y no del abismo que se abre frente a ellos. La soledad del espacio, la lucha interna por una vida compartida a cambio de un precio terrible, la desesperanza ante lo que no tiene solución y el conflicto que surge ante la única solución que se le ocurre al protagonista, no son, lamentablemente, la base de película: son sólo el escenario de fondo.
PD: sobra decir la cantidad de incoherencias que acompañan a la película, como el hecho de que un ingeniero mecánico se despierte sólo en la nave 90 años antes de llegar y no decida averiguar por qué o que tarde dos años en darse cuenta de que el motor principal está roto; o que una empresa que gana un cuatrillón de dólares por planeta colonizado no sea capaz de mantener un androide mecánico activado en la nave pero sí un camarero; o que no exista mecanismo de re-hibernación por si algo sale mal, cuando realmente es bastante fácil tener uno (prueba de ello es que hasta el jodido consultorio médico lo tiene). Pero esos son fallos endémicos del género, que naturalmente se los perdonaría de buena gana si la película hubiera sido buena.
Pero, por si la premisa inicial de la que se parte no fuera poco, la segunda que se abre es todavía mejor: la posibilidad de despertar a otro pasajero para no estar solo, a cambio de arruinarle la vida. Un secreto inconfesable que puede salirte "gratis", dado que hasta que la nave no llegue a destino no se sabrá por qué verdaderamente se ha despertado, y para entonces probablemente la vida de ambos ya haya acabado. Todo ello si, claro, eres capaz de dormir por las noches sabiendo la persona a la que estás destinado a amar (no metafóricamente, sino literalmente, dado que para ti es la única persona que existe además de ti mismo) se encuentra en la misma situación miserable que tú únicamente por culpa de tu egoísmo. Es cuando se plantea esta posibilidad cuando te recolocas en tu asiento y piensas "Hostias. Lo mismo estamos ante algo grande".
Pero no. No se ahonda nada en el problema, y mira que tiene jugo. En ninguno de los dos. No se percibe la sensación de desesperación, de soledad absoluta, de desesperanza por un destino terrible que no puede ser remediado. No se consigue nunca implicar emocionalmente al espectador porque las secuencias que se utilizan para ello son demasiado... "hollywoodienses". Música de fondo, unas canastas, un par de copas sólo en la barra del bar (muy USA), unas barbas y ya. Not enough.
No se llega a percibir nunca el terrible conflicto interno, a diferencia de lo que sucede en otras grandes películas del género como en Interstellar (pensamiento como hombre vs pensamiento como especie) o en Moon (cuestionamiento de la propia existencia ante los avances tecnológicos), pero porque deliberadamente no se ahonda en él, no por torpeza sino porque NO SE QUIERE. Lo peor de todo es que la película va, al final (y es duro reconocerlo) de Chris Pratt y Jennifer Lawrence dándose amor, y no del abismo que se abre frente a ellos. La soledad del espacio, la lucha interna por una vida compartida a cambio de un precio terrible, la desesperanza ante lo que no tiene solución y el conflicto que surge ante la única solución que se le ocurre al protagonista, no son, lamentablemente, la base de película: son sólo el escenario de fondo.
PD: sobra decir la cantidad de incoherencias que acompañan a la película, como el hecho de que un ingeniero mecánico se despierte sólo en la nave 90 años antes de llegar y no decida averiguar por qué o que tarde dos años en darse cuenta de que el motor principal está roto; o que una empresa que gana un cuatrillón de dólares por planeta colonizado no sea capaz de mantener un androide mecánico activado en la nave pero sí un camarero; o que no exista mecanismo de re-hibernación por si algo sale mal, cuando realmente es bastante fácil tener uno (prueba de ello es que hasta el jodido consultorio médico lo tiene). Pero esos son fallos endémicos del género, que naturalmente se los perdonaría de buena gana si la película hubiera sido buena.