Voy a tratar de hacer cierta justicia con este film de aventuras. La vi de pequeño, era de mis favoritas. Y ayer la volví a ver, con 41 años ya, habiendo visto cine de Bergman, de Dreyer, y de muchos otros. Y he de decir que me volvió a encantar. Para puntuarla, para verla, debemos no perder la perspectiva de lo que es y lo que pretende: puro entretenimiento, un cuento exótico con magia, desenfado, aventuras, bellas damas y espadas mágicas.
Y todos estos ingredientes están colocados con soltura, sin artificio, con preciosa agilidad y dosis justa de cada uno. El colorido es estupendo, los decorados muy logrados y misteriosos. Piper Laurie es un encanto, llena de fuerza, vitalidad y gracia femenina que destila por los cuatro costados, además de una buena dosis de sensualidad. ¡Qué bella está disfrazada de chico! Y Rock Hudson cumple muy bien, con cierta gravedad, pero expresivo, sin perder la gracia juvenil que requiere el personaje y el temple del film.
Es llamativo el elemento fantástico que no recuerdo, sea muy habitual en este tipo de cine de estos años. Si bien es muy ligero el toque sobrenatural, es importante y determinante, y hace que el guión avance de una manera bastante lograda, y mantenga el interés y el misterio en todo momento.
La acción es ágil, fluye todo veloz pero sin prisa. Las escenas de lucha y acción están muy presentes pero no anula la trama, ni a los personajes. Así mismo el humor está presente pero sin caer nunca en un esperpento cómico, en una mera broma (como se suele hace en estos días) La escena del baile donde drogan al protagonista, realmente meritoria, bella, casi rozando el surrealismo, plena de sensualidad y misterio, es muy destacable y muy bien realizada.
Poco pero bien hecho y con alegría. Es un film lleno de luz, de color, de jovialidad e inocencia. Es un film clásico de aventuras que hará las delicias de los más jóvenes, y también de aquellos mayores que aún conserven cierta dosis de inocencia y la sepan ver.
Mi nota la tengo que enmarcar en su contexto, no sería justo equiparar esta obra a un Ophuls o un Ford, Porque tampoco lo pretende. Pero si ustedes van en busca de magia, de entretenimiento sin pretensiones, de personajes encantadores, malos de los de siempre, buenos de los que ya no hay, y belleza y gracia femenina, exotismo y aventura, no la dejen pasar. Es una pequeña joya de mis favoritas en su género. Un encanto absoluto, que deja esa sensación de que la vida sí podría ser algo maravilloso.