Adaptación animada, con Mickey cuando aún protagonizaba películas, de una novela del gran Mark Twain.

No es difícil darse cuenta de que abundan en la filmografía animada aquellas películas promonárquicas, como El rey León, Robin Hood, Merlín...donde el malo siempre ocupa durante un tiempo el trono que no le pertenece mientras el pueblo lo pasa mal, hasta que finalmente el verdadero y legítimo rey se hace con la corona. Es este justo, bondadoso, aclamado por el pueblo, generoso, humilde y honrado. Bajo su mandato el populacho pasa de ser desdichado y hambriento a gozar de una felicidad plena.

No pretendo que se ponga en las películas animadas un mandatario democraticamente elegido, representando al pueblo, sin diferencias de clase...pues sé que es más fácil reducirlo todo a la figura de un rey todo corazón. Pero también sé que es muy fácil que los más pequeños crezcan con la idea en sus cabecitas de que la familia real es necesaria y buena para todos aún en los tiempos que corren hoy en día.

Aún así la peli está bien, sabe adaptar la novela para que pueda ser disfrutada por los más pequeños. Tenemos a Mickey en una buena aventura fruto de una de las inmortales obras que nos dejó Twain.