Voy a decir que a mi nunca me dio vergüenza decirle a nadie que a mi me encantó esta novela, lo que yo me he reído con esto es de agradecer. Es adictiva. Me gusta que la protagonista no sea la típica niña buena que nunca rompe un plato, que el protagonista no sea el héroe con una moralidad superior que llega a salvar a la heroína, que los malos sean unos villanos planeando torturas escondidos en sus cuevas, me gusta que no sea éticamente correcta, me gusta todo eso y más. Porque si, porque aquí todos son personas que ni son malos malisimos y buenos buenísimos, en un momento estás odiando al galán y al siguiente le das palmaditas en la espalda. Betty tampoco es una chica perfecta y sé que hay mucha gente que piensa que era una mosquita muerta, a mi me pareció una mujer real. No estoy de acuerdo con algunas críticas que hablan de que las actuaciones eran pobres o exageradas, lo de la exageración es obvio que está hecho a posta, para ridiculizar aún más a los personajes, las vestimentas y los embrollos en los que se meten son absurdos y críticos con la vida de muchos que se pueden sentir identificados con empleos y compañeros de trabajo ridículos. Ahora de las actuaciones me parecen todas buenísimas, estos actores son capaces de pasar de una escena dramática a una cómica muy rápido y muy bien logrado. Ahora de la trama principal tanto Betty como Armando son sometidos a unos cambios completamente creíbles y acordes, ella no se va un día a la pelu y sale de ahí monisima y él tampoco pasa de un día para el otro de ser un imbecil arrogante y malcriado a un tipo decente. No tiene nada que ver con las típicas novelas mexicanas, y absolutamente todos los personajes son imperfectos. Por cierto las expresiones, la forma de hablar y el acento colombiano me han fascinado.