Así es amigos, el paréntesis del título no es casual. Para disfrutar de la historia y mensaje de esta película creo que es un pre-requisito de gran peso el ser aficionado al mundillo de las artes marciales.

Estamos acostumbrados a asociar "cine de artes marciales" con "cine de acción", y no debe ser así. Ver a un sujeto dando patadas y saltos imposibles durante dos horas porque a)un amigo suyo necesita su ayuda b)han secuestrado a un familiar c)topicazo topicazo topicazo etc., puede llegar a ser visualmente entretenido, pero nada más. Por ello las mal catalogadas a veces "cintas de artes marciales" tienen un éxito considerable entre el público: disparos, muertes, peleas, etc.

En las buenas cintas de artes marciales, como en ésta, la filosofía de las artes marciales tiene el mismo protagonismo que las escenas de lucha o, como en el caso de Redbelt, incluso más protagonismo.

En este filme no encontraréis coreografías espectaculares, explosiones, venganzas épicas y demás ejemplos del molde rígido en el que parecen fraguarse los guiones de una cinta de este género. Lo que si veréis es el intento de narrar la perspectiva de un ser humano con una filosofía de vida muy clara vinculada al Jiu-Jitsu, y de la hipotética decadencia de las competiciones de lucha con toda la corrupción y apuestas que hay detrás. ¿K-1?¿UFC? Quién sabe... aunque espero que no.


Una certera elección cinematográfica para aficionados a las artes marciales. Si lo son, vean esta cinta, no se arrepentirán amigos.


-El intelectual-