Dirigida por Gerard Bush y Christopher Renz, se narra la vida de Verónica (Janelle Monáe), una esclava que sirve a los soldados confederados de la Guerra de Sucesión estadounidense. Sin embargo, pronto veremos cómo sus sueños la llevan a un futuro actual en la que es una escritora de éxito que participa en debates televisados. Empoderada, símbolo racial y rica, con una familia, marido e hija. Al parecer, existe una conexión entre ambas vidas, y el espectador se mantendrá pegado a la butaca, en los momentos en los que el desarrollo no es lento, para preguntarse qué demonios está sucediendo.

Porque en ANTEBELLUM no se puede dar nada por zanjado. Quizás el montaje es algo caótico en algunos aspectos, y quizás se pierda en situaciones que no son tan importantes para dar bagaje a ciertos personajes, puesto que Janelle Monáe es quien carga el peso en todo momento, pero lo que no se puede negar es que es efectiva y efectista a la vez. Algunas imágenes son muy poderosas, como al inicio y al final de la película, sin duda. El discurso del empoderamiento también lo es, su protagonista al igual, pero también el poso histórico por salir del eterno conflicto entre blancos y negros que tan de moda está de ahora por los trágicos sucesos acontecidos en Estados Unidos. Una brecha y un dolor que parece no querer cerrarse nunca.

En definitiva, ANTEBELLUM es una película interesante. Tiene momentos de Django Desencadenado o de 12 años de esclavitud, obviamente no llega a ser nada de eso, pero sí que cuenta con un planteamiento original que, ahora sí, es horripilante, quizás de ahí la parte de terror del metraje. No encontraréis sustos, sino un thriller bien llevado con un poderoso mensaje. Echadle un vistazo.