Isle of Dogs, además de un sinfín de actores famosos que prestan su voz, cuenta con la inestimable colaboración en banda sonora del recién galardonado con Alexandre Desplat, Oscar por La Forma del Agua. Estéticamente es una maravilla, seduce al espectador con sus formas y detalle, y no me tiembla el pulso al afirmar que, sin duda, ha de tener su reconocimiento en forma de nominación. Es pronto, sí, pero Wes Anderson es un genio, y a su obra de arte hay que prestarle toda la atención que se merece.

ISLA DE PERROS nos habla de un Japón distópico en el que un clan antiperruno, que gobierna, decide enviar a todos los perros a una isla. Han contraído un virus peligroso y el lugar se convierte en un auténtico vertedero. Sin embargo, un niño de 12 años viaja hasta allí para encontrar a su mejor amigo. Allí encontrará a un grupo de perros, a cada cual más cachondo, y juntos se deciden a tratar de encontrarlo. La isla, la historia, la humanidad que rezuman los animales y la deshumanización del ser humano. Todo ello es captado por Wes Anderson con un humor ácido, irónico, que logra convencer y divertir. El realizador de El gran hotel Budapest nos obsequia con su buen hacer, sus planos característicos y el uso de una imaginación que encandilará a pequeños y a grandes por igual.

En definitiva, y para qué vamos a engañarnos, muchos espectadores pasarán de ISLA DE PERROS pensando que se trata de animación y poco más. Sin embargo, los que ya han disfrutado de obras de arte como Del revés, Kubo, Coco, y un largo etcétera, sabrán que no están ante una obra menor o un simple pasatiempo. Eso no pasa con Wes Anderson, ni tampoco con los personajes, carismáticos desde el primer segundo de filme. Sin duda, se convierte en una de las películas de animación del año. Ni se os ocurra perdérosla.