Stillwater está dirigida por Tom McCarthy, quien carga la película sobre un circunspecto Bill Baker (Matt Damon). Es estadounidense, pero visita a su hija a la prisión de Marsella (Abigail Breslin), donde lleva ya presa 5 años. Los abogados lo dan por perdido, el caso es difícil y todo apunta contra ella. Sin embargo, un nombre hace que el padre, con un pasado nublado por la bebida, decide hacer lo posible para esclarecer el asunto. En estas conoce a una mujer y su hija (Camille Cottin y Lilou Siauvaud), vivirá con ella y lo ayudarán en su búsqueda, creando un gran vínculo. Sin embargo, él tiene las cosas muy claras y nada lo alejará de su principal objetivo.

En su abnegada lucha, el personaje de Matt Damon nos demuestra que no importa qué, sino quién. En este caso, cree a su hija por encima de todas las cosas y hará lo imposible con dar con el verdadero asesino de la joven. A nivel moral, hay mucha reflexión en esta película, sobre todo en el último tercio de película, con las formas en las que procede el padre y lo mucho que ha de explicar su hija también. Nada es lo que parece, ni en uno ni en otro. Un filme que es interesante pero que quizás podría haberse contado en menos tiempo. A veces cae en una exasperante lentitud que empaña el conjunto.

En definitiva, CUESTIÓN DE SANGRE es una buena propuesta, con intenciones valiosas, pero lenta en su desarrollo, lo cual echará atrás a más de uno. Matt Damon se esfuerza y consigue realizar una gran interpretación. Da para debate ético y moral, por lo que gana puntos. Alguno, no obstante, acertará con el devenir de la película, pues no es nada sorpresiva. En cualquier caso, una buena película. Echadle un vistazo.