Aunque no me haya gustado, sí debo admitir que por momentos la cinta de Felix Van Groeningen me ha emocionado. Tampoco entiendo (aún sin haberme entusiasmado a mi), que la crítica haya sido tan contundente en sus reacciones negativas, en general es una buena película. Eso sí, también es una más dentro de un tema tan explorado y que seguramente seguirá estando en boga debido a que lamentablemente los adictos van a seguir existiendo.

Es recomendable porque no resulta tan dura de ver como otras de la misma temática, como podrían ser: "Cristina F." (Uli Edel- 1981), sin dudas, a mi juicio, la más sórdida y perturbadora de todas. También sumar a "Réquiem for a dream" (Darren Aronofsky- 2000), y "The basketball diaries" (Scott Kalvert- 1995). Pero tampoco se aborda la problemática en forma de comedia negra a lo "Trainspotting" (Danny Boyle- 1996), ni a modo de bazofia con aires de grandeza como en "Thirteen" (Catherine Hardwicke- 2003). Sino que el director busca la seriedad y la responsabilidad debido a que se están plasmando en imágenes vidas reales utilizando las memorias escritas respectivamente por los verdaderos Nick y Dave Sheff, para ejecutar el guión.

Con respecto al apartado interpretativo, sintiéndolo muy en el alma y quedándome sola en esto, a mi no me convence Steve Carell en éste papel. Será que no puedo con sus gritos de urraca que le vienen como anillo al dedo en comedias, pero no en un drama. Tampoco pienso que el actor tire abajo la película, no... está correcto pero no veo yo que su labor sea para deshacerse en alabanzas. Muy bien, Timothée Chalamet porque por un lado es hermoso, lo es, tiene una mirada de ángel que derrite a cualquiera, pero por otra parte dan ganas de abofetearlo por el daño que llega a causar a los demás, aparte del que se causa él mismo.

No le juega a favor una narración tan caótica que se siente desprolija. Ni tampoco tantos niños que aparecen, que sabemos que representan a Nick a diferentes edades, no es que nos vayamos a confundir pero no me terminaron de cuajar tantos rostros. Y ya que se van a ir tan atrás, podrían habernos contado cómo fue que Nick cayó en este infierno, pero no lo hacen. Y las secuencias musicales en plan épico, cuando acá no procede la épica, tampoco me convence. Esas decisiones de ejecución fílmica me molestan en todas las películas, pero por sobre todo en los dramas porque siento que se pone en ridículo una situación dolorosa o que, a priori, debería causar dolor.

En fin, particularmente no me gustó pero no me parece que merezca menos calificación. Es recomendable para todo tipo de públicos, y de paso, aprovecho yo para recomendar mi título favorito: "The Panic in Needle Park" (Jerry Schatzberg- 1971), de lo que sería este subgénero si se quiere, de adicciones.