Tenía muchas ganas de ver esta secuela de la fenomenal película de “Azumi”. De entrada, tengo que admitir que me he llevado una mini-decepción. Esta continuación no es que sea un truñaco ni nada que se le acerque, pero me gustó mucho más la anterior entrega. “Azumi” tenía un atractivo toque de rareza, de exceso en casi todos los sentidos (en su humor, en la acción, y en las pinceladas bizarras y gamberras). “Azumi 2: Death or Love” es una película más formal, más encorsetada a desarrollar un argumento más sólido, y eso es precisamente su mayor error. No me parece una mala película, pero sí que pierde bastante si la comparamos con “Azumi”. Tampoco es que quiera decirte que vas a perder tu tiempo con ella, pero lo cierto es que esta secuela planteada de este modo, aunque sea aceptable en su conjunto, se me antoja tan entretenida como prescindible a partes iguales.

La trama comienza donde terminó la película anterior, por lo que te espera más de lo mismo (aventuras, peleas con katanas, duelos a muerte, mucha sangre, etc.). Lo malo es que todo esto ya lo has visto anteriormente, y ya sea debido a que te esperabas algo nuevo o a que no es lo que te imaginabas, pues resulta un producto casi innecesario (de hecho, lo veo como un filme sólo para fans incondicionales de “Azumi”). Y ese no es el único problema, tanto los personajes como las coreografías de las batallas no sorprenden y son incluso peores que en la primera entrega. De los personajes nuevos rescataría únicamente a Chiaki Kuriyama (estuvo bien en su papel), y de los combates sólo salvaría de la quema el del tío que lanzaba su arma como si fuera un “boomerang” y la pelea que tuvo lugar en medio de los “alambres venenosos”. Otro punto negativo es que actúan varios actores que ya murieron en la primera película (evidentemente hacen un papel diferente con otro personaje), pero cuando los ves pues te resulta extraño.

Por el lado positivo, pues tenemos un filme que no está malejo del todo, que resulta fácil de ver en su totalidad, y por supuesto que podemos volver a disfrutar de nuestra asesina Azumi, la cual mata más que habla (esto es literal, no metafórico). Y lo cierto es que hay que admitir que a la hora de cortar, seccionar y rebanar no hay nadie como Azumi.