Después de haber visionado más de un estrambótico experimento del cine oriental, y alguna que otra joyita de Uwe Boll, uno cree estar curado de espanto contra todo tipo de truños y de esos raros filmes sobrevalorados por los gafapastas… pues bien, átate los machos, agárrate que vienen curvas, reza a todos los santos y prepárate para cualquier cosa porque llega lo nunca visto, llega “Mulholland Drive”.

De entrada, no sé si llamar película a este disparate fílmico, ya que ni cuenta una historia, ni tiene sentido lo que ves, ni tampoco te importa una mierda, dicho sea de paso, buscarle sentido a lo que has visto. Tengo serias dudas sobre si David Lynch se ha querido reír o no en la puta cara de los espectadores cuando ha filmado esta cinta, de verdad que lo he pensado varias veces antes de escribir esta crítica y aún no lo tengo claro del todo. Digamos que o bien es eso o bien ha querido hacer una especie de cine abstracto que ni su puñetera madre lo pueda comprender.

El caso es que la película es tan confusa y liosa que no se entiende aunque te estrujes el cerebro queriendo hilvanar las escenas de todos los modos posibles habidos y por haber. Si cogieras este filme, lo partieras en 10 trozos y luego los montaras en el orden que te diera la gana seguiría siendo lo mismo… un galimatías estúpido sin el más mínimo sentido. Por mencionar algunas ralladas mentales, me pregunto qué coño pinta el enano de “Twin Peaks” en este filme, qué cojones es el club Silencio y quién demonios son los viejos que asustan a Naomi Watts en su apartamento.

Por desgracia, que la historia sea incomprensible no es lo único malo, sino que es un ejercicio pedante y pretencioso como pocas veces he visto. Su aspecto técnico es el de un telefilme barato de sobremesa. Y para colmo su metraje es larguísimo, interminable, aguantarlo estoicamente sin volverse majara o tirarse por el balcón abajo es todo un suplicio digno de un mártir.

Decir algo positivo de esta mojonada es harto complicado, lo único que puedo rescatar es la escena de la rubia y la morena comiéndose la boca en la cama… todo lo demás es un sinsentido que carece de toda lógica y coherencia, un castañón padre para llevarse las manos a la cabeza, una tomadura de pelo en toda regla, un absoluto insulto a la inteligencia de los espectadores… Señor Lynch, váyase usted a tomar por culo.