No suelo perderme ninguna película sobre monstruos, salvo las astracanadas que ponen en televisión, hoy mismo hay una sesión doble en La Sexta: "Megatiburón contra crocosaurio" y, a continuación, "Mega Shark versus Giant Octopus", pero Kong es prácticamente esto mismo en versión gran producción.

La trama al principio suena muy similar al King Kong del 2005, a pesar de estar ambientada en la época de los 70 y con un buen número de militares salidos de Vietnam, incluso los primeros minutos llenos de acción sin límites ni solución de continuidad, más unas imágenes que parecen fotos publicitarias de un lugar de veraneo y monstrándonos un King Kong con aspecto más grandioso que nunca, hacen presagiar una película para recordar y distinta. Pero van pasando los minutos y todo sigue igual, el mismo ritmo taquicárdico, las mismas imágenes publicitarias y secuencias de vídeos musicales caros, más monstruos muy grandes y Kong que parecen haber aprendido las posturas de Ronaldo cuando mete un gol, y enseguida la visión de la secuencia temporal del director se nos revela: un minuto de descanso y... una nueva acción, monstruo o sorpresa. Ni siquiera es fiel a los anteriores King Kong, cuando es algo esperado, tan sólo se queda en un espectáculo de circo para niños. Hasta las demandas del guión hacen cortar las canciones que ponen los personajes, clásicos de los 70, al poco de comenzar, sin tiempo de saborearlas.

Película de gran presupuesto, con efectos muy buenos, algunos actores conocidos, y un director pésimo que parece recién pescado de otro campo distinto al cine, probablemente videojuegos o vídeos musicales de estrellas pop. Mi recomendación es esperar hasta que la programen una tarde de domingo en La Sexta.