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España España · Badajoz
Voto de Pachón :
8
Drama Biografía del trovador y poeta armenio del siglo XVIII Sayat Nova. En lugar de hacer una narración lineal, el director se encarga de realizar una serie de cuadros vivientes que representan episodios importantes de la vida del poeta en clave simbólica: su infancia, su juventud, su entrada a un monasterio, o su enfrentamiento con el ángel de la muerte. Estos capítulos están desarrollados a partir de fragmentos de sus obras, los cuales ... [+]
5 de noviembre de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta extraña película de Parajanov tiene como meta hacer un retrato interior de Sayat Nova, poeta y músico armenio del XVIII. Sayat fue uno de los grandes líricos armenios y se merecía una película. Parajanov lo hizo. Pero no en forma del "biopic" ampliamente conocido, sino que se atrevió a retratar su vida a través de símbolos y su cultura, la armenia. Y, por lo visto, nada mejor para tratar la vida anterior de un gran poeta que la narración a través de símbolo. Simplemente funciona, al desechar la idea de una narrativa convencional con algunos símbolos y decantarse por una total narrativa simbólica es capaz de evitar el choque entre cosas muy claras y otras muy poco claras. Para disfrutarla solo hay que despejar la mente de convencionalismo y dejarse impregnar por lo surrealista de este filme que bien lo podría haber hecho un Dalí o un Magritte.

El problema del simbolismo surrealista es el grado de hermetismo que pueden alcanzar las imágenes, un problema que acarrea la película en varios momentos. Pero por lo general los símbolos no son lo suficientemente cerrados como para agobiar sino que son los suficientemente abiertos como para que a través de darle al coco un poco de manera hermenéutica podamos descifrar lo que las imágenes nos quieren decir.

Sin apenas diálogos y una gran presencia de los versos de Sayat, la película nos guía en su vida a través de las costumbres, música y motivos de la cultura tradicional armenia, viendo que los genios nunca son ajenos a su contexto sino que, como cualquiera, se ven influenciados por él. Tal vez por ese continuo fluir particularista esta película sea más indicada para un público extranjero que para uno nativo, ya que nos es más fácil a nosotros, extraños, dejarnos fluir por el colorido, la música, la lengua y el ambiente tan exótico que es para nosotros una cultura como la armenia.

En cuanto a lo formal no es gran cosa. La película se compone de planos secuencias no muy largos y planos fijos. Aunque simple, este minimalismo formal puede ayudar ya que logra hacer de cada escena un cuadro (o serie de cuadros) con su propia iconografía, como si todo el filme fuera una exposición de un museo. Y como en museo, aquí también tenemos cuadros-escenas que nos cautivarán y se nos quedarán grabados en la memoria.
Pachón
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