Esta entrega del universo cinematográfico de Marvel goza de ciertas virtudes que la distancian ligeramente de su predecesora, al igual que la diferencian de una secuela de desarrollo individual.

En primer lugar creo que esta entrega aporta al universo planteado, puesto que nos da a conocer un Fury más humano, y a una Viuda Negra más vulnerable.

Los nuevos héroes que nos presentan son particularmente dispares.
Por un lado Falcon, un personaje totalmente desaprovechado, y es que mientras en los cómics originales, este tiene algún tipo de conexión con las aves que le permite ver a través sus ojos y en cierto modo controlarlas, aquí solo es un negro con un jetpack muy poco práctico y unas pistolas, algo así como un Iron Man, pero peor.

Por el contrario, El Soldado de Invierno es harina de otro costal, puesto que dejando de lado los quinientos tópicos en los que recae (Borrado de memoria y ser el "asesino perfecto" entre otros) La idea de ser un activo a merced de quien lo descongela, me parece una buena premisa.

Capitán América pasa por el ruedo sin pena ni gloria, haciendo lo mejor que sabe hacer, mostrarnos a nosotros, sucios mortales, lo que es la perfecta moral, y resolver sus dilemas a golpe de frisbee.

La historia que sirve de fondo a estos personajes es un cliché, y es que a mí ya me aburre el discurso del "control mundial"