A veces no viene mal cambiar el género y mucho mejor si se puede reinventar, pero por desgracia Appaloosa llegó a nuestras pantallas haciendo mucho ruido para tan pocas nueces, y es que, no es un spaghetti western, porque no es un western con todas las letras, es más bien una risueña historia de amor en el oeste.

El guión, en cierto modo es una antigualla chapucera, y es que cuando uno espera un digno enfrentamiento, a la antigua usanza, te sale con un giro argumental sin comérselo y bebérselo, dejándote tan chafado que no sabes si tirar tu arma, pero bueno, no es lo único malo, y es que por desgracia en este tipo de películas hay poco espacio para las sorpresas y en esta, algunas cosas se ven venir desde que uno se pone las espuelas. Imprevisible cuando no debe, aunque previsiblemente desarrollada.

Escenarios normales, sin comerse el tarro, vestuario sencillos, sin grandes lujos, música habituales, las cintas de las estaciones tienen mejores canciones y es que poco hay de bueno, y mucho de lo habitual y mundano.

Lo que se salva de esta quema, de la película, son las actuaciones, y aunque Mortensen esté horrible físicamente por ese peinado, encandila, pero no es el único Ed Harris y Jeremy Irons están a la par, manteniendo el tipo en todo momento. La que flojea es la encantadora Zellweger, que aunque algo cascada por el maquillaje, no es un papel para ella, y es que esa dulce y susurrante voz, junto con una actuación alocada y poco favorecedora, no puede mostrar lo que vale.

En definitiva, si vas buscando un western, no te lo creas, es una derivación, que interese más o menos, dependerá de cada uno.