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Voto de Holden Caulfield:
4
Drama En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2023
19 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo una estética sobria, austera, de elegante fotografía que augura un film profundo, como el de los antiguos maestros del cine nórdico tales como Dreyer o Bergman, se oculta una historia superficial, que pierde toda su fuerza a los pocos minutos del inicio.

Discurso político sin saliva, como se dice en la famosa canción, rayando en ocasiones en lo panfletario. El buen cine sugiere mucho y enseña poco, y si es cuestión de enseñar, al menos no es recomendable mostrar todas las cartas cuando lo que te espera a continuación es una hora y pico de tediosa repetitividad.

Ocurre siempre que se hace cine con intencionalidad política, pero merece la pena recalcarlo: la ideología a 24 fotogramas por segundo no convierte una película en arte. Es solo eso, un panfleto en movimiento, con el reducido valor que ello implica. Puede ser útil, entretenido incluso (no es el caso), pero no es arte.

Lo que más horror provoca es siempre aquello que, insinuado, no llega a verse. Lo invisible. Lo que se mantiene oculto en la oscuridad aunque en ella no haya nada. Esa vía, la que en esta cinta encarnan las violaciones furtivas a las mujeres de la colonia, se desecha a los cinco minutos para sustituirse por el sobeteado y manido discurso feminista, que no dice nada y arriesga todavía menos.

La conclusión a la que todo espectador cuerdo llegaría seria la misma sin necesidad de recalcar en cada escena las penurias que sufren estas mujeres en un 2010 decimonónico y asfixiante. Mujeres que comienzan a replantearse seriamente cambiar la situación que padecen cada día. Polley no lo ha querido así, y ha preferido, armada de un guion monotemático, plano y pajizo, pasarse al lado del discurso político. Un discurso con el que hoy, como hemos dicho, toda originalidad es imposible.

¿No ha de tener un mensaje político una película? No decimos eso. Una película puede ser política, incluso burdamente propagandística, y ser sin embargo una obra maestra del séptimo arte. Quizás por eso Eisenstein estará siempre en los libros de historia del cine. Sarah Polley no lo estará. Ellas hablan, pero no consiguen decirnos nada.
Holden Caulfield
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