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España España · El árbol de la ciencia, calle Pío Baroja
Voto de Lulita:
8
Drama François tiene 20 años y ha secuestrado a la pequeña Mado, de once, llevándola al sórdido granero en el que vive. Ni la viola ni pide dinero por su rescate. Lo más extraño es que ella podría intentar fugarse, pero no lo hace. ¿Qué sucede? ¿Por qué el secuestrador parece inofensivo y la secuestrada parece estar segura y tranquila? Cada uno intentará dar al otro un poco del inmenso amor, dulzura y ternura que anida dentro de ellos... (FILMAFFINITY)  [+]
8 de diciembre de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo evitar pensar en las redes sociales (quizás "red social" sea una expresión demasiado limitada: a lo que quiero referirme es a la sociabilización en Internet) cuando observo la situación que se expone en la película.

François es, a todas vistas, un joven con ciertos problemas para relacionarse. Es lo que vulgarmente diríamos que es un "tarado". Encaja en el estereotipo del hombre que se mete en Internet para conocer gente, porque así le cuesta menos. La niña, con su madurez y los maltratos que recibe en su casa —supuestamente por parte de una madre esquizofrénica—, sería la típica que se mete en redes sociales para evadirse de la realidad.

El altillo donde François esconde a Mado, la niña, sería la red social o el chat donde se encuentran cada día para conversar, para intimar en secreto, sin que nada ni nadie interfiera. Así es cómo dos individuos tan diferentes, en el más absoluto secreto, se conocen y se cogen cariño mutuamente, no exento de cierta tensión sexual que han de resolver por el bien de la amistad que tanto les beneficia.

Lo cierto es que Internet ha facilitado sobremanera ese tipo de encuentros, que pueden hacerse en persona o no, pero que, en cualquier caso, se trata de dos personas que ansían entenderse con alguien, buscar compañía grata y afectuosa. Antes, el pobre François no tenía más remedio que secuestrar a alguien para darle sentido a su vida. Somos afortunados los que vivimos entre el siglo XX y XXI.

En cuanto a la película en sí, es muy entrañable, y las actuaciones son convincentes. La evolución de la relación entre François y Mado es fluida, natural: al principio es tensa, y poco a poco se van intercalando momentos graciosos y simpáticos. Como debe ser.

Por cierto, no entiendo por qué se llama "La golfilla". Ese término tiene una desafortunada connotación sexual, me parece de muy mal gusto que le hayan puesto un título así a una película tan preciosa e inocente.
Lulita
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