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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
1
Fantástico. Ciencia ficción. Comedia. Drama Bella Baxter es una joven revivida por el brillante y poco ortodoxo científico Dr. Godwin Baxter. Bajo la protección de Baxter, Bella está ansiosa por aprender. Hambrienta de la mundanidad que le falta, Bella se escapa con Duncan Wedderburn, un sofisticado y perverso abogado, en una aventura vertiginosa a través de los continentes. Libre de los prejuicios de su época, Bella se vuelve firme en su propósito de defender la igualdad y la liberación. (FILMAFFINITY) [+]
8 de abril de 2024
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice que, cuando Mahler estrenó su Primera sinfonía, cierto crítico apuntó sarcásticamente: “Uno de los dos está loco, y no soy yo”. Sin embargo, ese mismo sujeto, y a pesar de que es evidente que no le gustó, añadió: “Lo que no se puede negar es que el tipo tiene mucho talento”. A lo que voy es a que hubo un tiempo en que ser crítico conllevaba algo llamado “criterio”: ser capaz de apartar el politiquerío, las tendencias o los gustos personales y ver la verdadera calidad (o falta de ella) de un producto.

Y sí; digo lo de “hubo un tiempo” porque hace ya un montón de décadas que la crítica en general, y la cinematográfica ni te cuento, está copada por auténticos esnobs y hípsters sin criterio que están mucho más preocupados por ver por dónde sopla el viento de lo políticamente correcto y el “bienquedismo” que en tratar de ser mínimamente objetivos. Y es que solo eso, esa decrepitud, explica que este bodrio, este pestiño risible y grotesco, está soplapollez solemne, esta hez hedionda, este despojo arrojado por la posmodernidad, fuese casi unánimemente aclamada.

A saber, por si vives en Marte: resulta que el amigo Yorgos se ganó a la intelectualidad feminista-posmo (perdón por la contradicción, que diría Groucho) con La Favorita, así que ahora es "intocable" y hay que aclamar cara zurullo que suelta en la letrina. En fin.

Veréis, amigos. Hay una norma que suelo respetar cuando veo una película: acabarla, verla hasta el final. Es algo que hago siempre, religiosamente, por respeto al film, incluso con los subproductos más prescindibles. Pues… No he podido. Imaginad la dimensión del naufragio. He aguantado una hora y el resto lo he pasado a saltos de 3 minutos, para ver si hacía pie y me renganchaba. Ha sido en vano. No hay nada que salvar, doscientos cuarenta minutos de vacíos. Sopor y temblor. Ni para paja me ha dado, pese a su clara intención pseudo-pornográfica, que ya es triste.

“La fuerza sin control no sirve de nada”, decía el anuncio de Pirelli. ¿Recordáis? Pues alguien le diga a Yorgos Lanthimos que ya puede acumular doscientos chistes escatológicos, tres mil escenas de pésimo gusto, situaciones perturbadoras, todo el gore chusco que quiera, a Emma Stone masturbándose y con cara de orgasmo cada tres minutos y unos tres millones de planos aberrantes: si no tienes un puñetero guion y no sabes que quieres contar, tu película será mierda pretenciosa. Y mira, es justo el caso.

¿Subtexto? Oh, sí. Se supone que su egoista y maquinal protagonista (hasta ahí llego) es una especie de heroína posmoderna; la encarnación del feminismo histérico post me-too que se "empodera" a base de follarse a todo lo que se mueve, pero que es incapaz de establecer la menor relación afectiva con nadie. Oye, pues como encarnación de ese "ideal", el personaje es cojonudo. Más que nada, porque es retrasada mental. Es más, si los mismos cretinos que la elogian le dieran dos vueltas, quizás descubrirían que la película, en el fondo, es lo más misógino y reaccionario visto en años. Pero no, no nos pongamos trascendentes ni hagamos sobrelecturas. Este bodriete no merece tanto ni da para eso.

Y no; ni siquiera me ha escandalizado. No soy un puritano; más bien, un “libertino” (puedes imaginarme con una peluca empolvada esnifando rapé). Así que la idea de que una niña pequeña –un bebé, en realidad- encerrada en un cuerpo adulto sea usada sexualmente por todo el que tiene alrededor mientras experimenta no me molesta especialmente en una ficción tan obvia como esta (y dudo que pueda ser definido como pedofilia ni gilipollez semejante). El arte está para provocar, para perturbarnos. Basta de moralina de Ali Express, señores, que Lolita se escribió hace 70 años y es una obra cumbre de la literatura universal. Así que no, ese no es su pecado. Su pecado en la mediocridad, la pretensión y el sopor. Ojalá me perturbase… Pero no. Solo aburre.

En resumen, quien dude de aquello de que el cine está en decadencia, que le eche un vistazo. Es difícil resumir mejor el estado comatoso del séptimo arte.
Jinete nocturno
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