Los que me conocen saben que soy un fan incondicional del buen western, y este lo es. Aunque si algunos os dejáis llevar por el título, casi suena ridículo y lo entiendo. No me cuadraba un tío que se hace llamar Johnny Guitar y que va por el oeste sin pistolas, pero con una guitarra a la espalda. En el primer momento pensé: " tostón a la vista ". Pero que equivocado estaba.

Nicholas Ray nos tiene preparado una bonita e interesante historia de amores, rencores, odios, contradicciones en cuanto a conservar un pueblo en las mismas condiciones, o seguir andando de la mano del progreso. Toda peli que se rodada en exteriores naturales gana enteros y esta lo es, sus pasajes naturales son una maravilla. La fotografía lo tiene fácil por este hecho mencionado. El decorado del salón de Vienna es un regalo para los ojos de los amantes de este género. Es curioso notar, que como en toda peli de western que se preste, existen dos bandos enfrentados, sin embargo, aquí lo curioso es que esos bandos, van encabezados por dos mujeres, algo muy extraño. Y la verdad es que ese odio no se entiende, porque no ha habido nada fuera de lugar, aparte de unas malas interpretaciones de afecto amoroso por parte de la más antigua residente del pueblo. Odia a muerte a la nueva inquilina, la cual se ha labrado un porvenir con sudor y sangre. En cuanto a las interpretaciones, Joan Crawford, ganó tal fama de devoradora de hombres y mujeres que Bette Davis llegó a afirmar de ella que se había acostado «con todas las estrellas de la Metro Goldwyn Mayer, salvo la perra Lassie». Aquí me ha gustado su interpretación, a ratos muy sobreactuada, pero cumplidora. Sterling Hayden está simplemente eso, cumplidor, para mi gusto el personaje no está lo suficientemente explotado, aprovechando su gran maestría con el revólver. Y la que me ha encantado de verdad ha sido Mercedes McCambridge, en cada escena que sale, salen rayos de la pantalla, todo representa odio, su mirada, sus gestos, su forma de hablar, sobresaliente.

Muy recomendable.