En su anterior película, ‘The Visit’ el director de origen indio M. Night Shyamalan logró un regreso triunfal luego de sumar fracasos de taquilla y pésimas críticas con filmes como ‘El último maestro del aire’ y sobre todo ‘Después de la Tierra’, fracaso mayúsculo encabezado por Will Smith e hijo. Ahora con ‘Split’, un poderoso y eficaz thriller, confirma que ha regresado a su mejor estado.

Tres jovencitas adolescentes son secuestradas por un hombre llamado Kevin (James McAvoy), las chicas son confinadas a una pequeña habitación donde cada tanto son visitadas en diferentes circunstancias por alguna de las 23 personalidades que habitan la mente de Kevin, enterándose que ellas son parte de un plan maquiavélico que las ubica como “alimento sagrado” para un ser superior que estaría por arribar.

Kevin padece identidad disociativa (o personalidad múltiple), la cual es tratada en recurrentes sesiones, a petición expresa de alguna de las personalidades, con la Dra. Fletcher (Betty Buckley), quien percibe que el control de la personalidad dominante ha sufrido un trastorno severo, ante la posibilidad de que una nueva personalidad más fuerte esté por emerger.

La propuesta de Shyamalan es eficaz desde el inicio, y se sostiene con una tensión siempre in cresendo hasta el último momento, donde la narración avanza mostrando la situación de las chicas en cautiverio, las interesantísimas sesiones de la Dra. Fletcher con Kevin y sus diferentes personalidades, y algunos flashbacks que desvelan el pasado y la personalidad de Casey, una de las chicas secuestradas interpretada por le enigmática Anya Taylor-Joy, vista anteriormente en otra película potente como ‘La bruja’.

Pero el gran bastión de ‘Split’ recae en el excelso trabajo que James McAvoy consigue realizar para dar vida propia a cada una de las personalidades, más allá del uso del vestuario para diferenciarlos, logra crear una personalidad distintiva e inquietante para cada uno de las 6 ó 7 personalidades que vemos en pantalla alejándose de un previsible ridículo y logrando los mejores momentos en su interacción con Buckley en esas reveladoras sesiones.

Tras algunos tropiezos Shyamalan confirma haber regresado a su mejor forma, con un thriller de largo alcance, poderoso, inquietante y atrapante, con una historia compleja perfectamente bien desarrollada, personajes atormentados cargados de humanidad y un guion preciso y bien ejecutado que depara sorpresas incluso en el último fotograma, revalidando a su autor y su obra inicial.


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