Mi pregunta siempre será la misma, directores como Luigi Cozzi sabían hacer cine o eran unos ineptos. El desconcierto y el desastre de esta película es fruto de la ineptitud o de las prisas, o por el contrario la falta de presupuesto, obliga a gente valiosa a cometer atrocidades cinematográficas como Star Crash.
La vi de niño en el cine, y me encantó, claro, con ocho años, cuela casi todo, obviamente, había visto Star Wars, pero mi capacidad de juicio infantil no era la actual. No quiero ser cruel con gente que trataba de ganarse la vida honradamente con estos subproductos, porque en el fondo late el amor por el cine que nos une a los buenos cinéfilos.
Siempre remito mis pensamientos a Ed Wood, unicamente aclamado por la resurrección a la que le sometió Tim Burton, pero que puede erigirse honradamente en el Mesias de todos estos directores desamparados por la fortuna en la dirección, tal vez el talento y ciertamente la carencia de dinero.
De todos modos, observar a Caroline Munro trotar con ese mini traje de cuero o látex, con esas botas de Dominatrix, y ese cuerpo maravillosamente perfecto, con ese rostro encendido por una mezcla de lujuria con deseo y una pequeña dosis de amor, ya hace que Star Crash merezca mucho la pena. Así que va por ti, Caroline... Por mi deseo a ti, por que fuiste la mala de la Espía que me amó, la campesina de Capitán Kronos, cazador de Vampiros y la buena heroína de Star Crash. Por tí, porque te amo y te deseo, porque nunca llegaste a ser Vampirella, en ese malogrado proyecto de Hammer Productions, siempre te seré fiel.