Seguramente, y después de décadas, dejaré de ir al cine poco después que directores como Clint Eastwood o Woody Allen dejen de dirigir y advierto que son ya muy mayores. Poca cosa hay en la cartelera cinematográfica que supere la calidad de muchas series de televisión, a no ser que te dejes deslumbrar por los efectos especiales de ordenador, que es en lo que parece que se ha especializado el cine actual, a parte de comedias para adolescentes. Por lo tanto, hacer el esfuerzo de ir y pagar la entrada muchas veces no es recompensado.

Estamos ante un buen film de Eastwood, aunque no es de los mejores. La anécdota que se cuenta del incidente del río Hudson dura lo que dura y tuvo las repercusiones que tuvo, afortunadamente. Por eso, el film se ve obligado a expander el tema y centrarlo en el personaje del piloto; héroe para muchos, cuestionado por otros; estupendisimo Tom Hanks, como siempre.

Se intenta reflejar en unos días aparentemente posteriores al incidente toda la investigación. Se ve la angustia de un hombre que tuvo que tomar una decision en cuestión de segundos bajo enorme presión; angustia que le viene por los investigadores, increiblemente duros.

Siendo una buena película, quizás habría que decir que no remonta el vuelo de forma clara; faltan más argumentos, más giros del guión para calificarla más alto, pero que conste que es un buen film en que se refleja el drama humano vivido por un hombre que debería ser considerado un héroe. Otra vez, Eastwood consigue dar el clasicismo, el tono, que rezumaban las películas antes y que tanto se echa en falta. Dada la edad de Clint,esperemos que todavía nos quede un tiempo