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España España · Moria
Voto de Rigar:
1
Thriller. Intriga Minnesota, 1990. El detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) investiga el caso de la joven Angela (Emma Watson), que acusa a su padre, John Gray (David Dencik), de haber abusado de ella. Cuando John, de forma inesperada y sin recordar lo sucedido, admite su culpa, el reconocido psicólogo Dr. Raines (David Thewlis) se incorpora al caso para ayudarle a revivir sus recuerdos reprimidos. Lo que descubren desenmascara una siniestra conspiración. (FILMAFFINITY) [+]
17 de octubre de 2015
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al menos, uno podría esperar que Amenábar nos sorprendiera con un giro argumental y quedarnos con la gracieta del actual cine efectista con sorpresa final... que es lo que hizo con Los otros. Pero no, se trata de un infumable bodrio cargado de tópicos: hay un detective obsesivo, policías idiotas, gatos que dan sustos, graneros destartalados, noches de tormenta y típicas pesadillas que se confunden con la realidad. Lo peor es que ninguno conduce a nada.

Si ya el argumento es pobre, al espectador se le marea, siendo arrastrado a interrogatorios entre distintos familiares de la co-protagonista una y otra, y otra vez. Todo ello aderezado con un torpe intento de generar una tensión psicológica que quizá querría apuntar a Hitchcock, pero se queda en algo menos que un protagonista pipiolo, que hace estar al espectador tan frustrado como él mismo con el caso que investiga. Quizá ese sería el leitmotiv del film, pero es que para eso ya está la excelente producción de Ciudadano X.

Con la fórmula de usar a Ethan Hawke (gafe absoluto en cuanto a calidad) y a una ex-"Harrypotteriana" (no para de llorar en toda la maldita peli) para apelar al gusto "internacional", podríamos decir que le ha salido a Alejandro el tiro por la culata. Da igual que sean caras conocidas, porque el aburrimiento no entiende de rostros famosos; otra cosa será el caché que tengan. También he de decir que al espectador le deja indiferente que esté basada en hechos reales, porque si se hiciese una película de la última operación de juanetes de Julio Iglesias daría más miedo y sería menos tediosa. Eso sí, con unos rótulos solemnes de "basado en hechos reales", para impresionar mucho en los trailers que veríamos con meses de antelación.

Al minuto 90 de la película, cuando Emma Watson deja claro que su idea de la interpretación es llorar como si no hubiese un mañana, yo ya eché mano del móvil para hacer los cálculos temporales de si merecía le pena levantarme y salir sin ver cómo concluía. Como fui al cine con un amigo, hice de tripas corazón y aguanté el cierre de la película, que ni es cierre ni es nada, porque debería de sonar un ¡Tachán! como con esos juegos que hace Shyamalan de revelar el truco de la peli al final, pero no suena nada, salvo los seis euros que se han llevado y mis dos horas perdidas... por estas mier*as voy tan poco al cine.

La música no va mucho más allá de los típicos efectos sonoros de las pelis de miedo standard, aunque en algún momento intenta emular a la banda sonora de Rosemary's Baby, pero sin ningún éxito.
La estética, en general, es una vulgar y torpe copia de True Detective fusionada con Seven (gabardinas, lluvia que no cesa, detectives con el arma bajo la almohada.) Lo que en principio se entiende como película de terror, va pasando muy lentamente a policíaca y de allí a un bochornoso drama familiar digno del peor telefilm de Antena 3 con el que dormir la resaca de noche vieja.

Esta película tiene un mensaje muy claro: Amenábar tiene que pagar el alquiler, la factura de teléfono, gas y televisión por cable.

Si te he convencido de no ir a ver este horrible fiasco, hecha un ojo a la crítica con spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rigar
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