Retrato humano y generacional que muestra la naturaleza humana a través de la familia Corleone y sus pasiones, ambiciones y esperanzas.
La historia se centra en la transición de poder de Vito a Michael. Vito, compone a un antiheroe en un mundo de villanos, y será su negativa a usar sus influencias políticas para el tráfico de drogas la que desencadene que una mano negra ataque a su familia.
La narración transmite un mundo con unos códigos internos propios donde respeto, tradición, etc, tienen su propio significado y en los que se puede dar mucho a entender sin necesidad de decir nada.

En la obertura, la escena de la boda, se comienza a conocer a los personajes y su funcionamiento interno, lo que supone ser un don o un consigliere, el carácter irascible de Sony, o el anhelo de un padre por el regreso de su hijo Michael.
En la lucha por el poder, sus adversarios atacarán a la familia procurando eliminar al músculo, cortar la cabeza y capturar al cerebro para evitar cualquier posible reacción. Su único error, no haber tenido en cuenta a Michael, el hijo que no estaba involucrado en los negocios porque estaba destinado para mucho más, para ser senador o juez y situarse más allá de donde había logrado situarse la familia hasta entonces, el hijo en el que el padre había depositado toda su ilusión.

Irónicamente, en ese mundo de villanos en el que no hay nada personal y todo es siempre negocio, Michael se implicará inexorablemente en un mundo en que las ofertas no pueden rehusarse del mismo modo que el pez grande siempre se come al pequeño, por amor, para proteger a su padre en el hospital mostrando su astucia desde el primer momento al hacerlo y será ese amor lo que haga que se adentre en un camino de sufrimiento en el que siempre le arrebataran lo que más ama.

Una banda sonora fantástica de Nino Rota, un gran elenco de actores en un gran momento y una dirección impecable completan una obra que cuanto más veo, más puedo apreciar.