Una serie basada en el videojuego “Resident Evil” que utiliza dos tramas y va saltando entre presente (2022) y futuro (2036) y ya desde el inicio sitúa tal cantidad de inverosimilitudes en el guion y los acontecimientos que te hace poner los ojos en blanco y pensar como gente así puede haber sobrevivido al apocalipsis que se presenta en ese futuro distopico en lugar de haber muerto ya unos cuatro millones de veces.

Si se acepta la posibilidad de que los autores querían hacer algo incoherente y estupido a propósito, porque querían hacer algo muy “camp”, divertido y que resultase entretenido, pues en realidad no es lo que acaban de conseguir (para algunos seguro que si por supuesto), pero se pasan de la raya por tanta distancia y tan poco cuidado que se meten de lleno en la vergüenza ajena de una forma constante.

Sobre la trama mejor ni preguntar, las películas hacia el final ya comenzaban a presentar un batiburrillo total de clones, absurdeces y estupideces, y aquí intentan mezclarlo todo y llevarse la palma. Personalmente he sentido pena por actores como Lance Reddick, al conocerle de producciones bastante mejores. En realidad la serie es un desastre, pero si se compara con el nivel promedio de series de Netflix pues a lo mejor gana un poco.