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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
7
Drama Miguel viaja a Pontevedra, su ciudad natal, con el encargo de registrar las localizaciones para una película. Su viaje lo lleva de regreso al lugar en el que creció, al reencuentro con viejos amigos, pero también, a la posibilidad de una nueva relación: Alicia, una joven enfermera que conseguirá apaciguarlo. Miguel tratará de llevar a término su trabajo aunque casi siempre prefiera grabar a los lugareños con los que se encuentra, los ... [+]
12 de mayo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si siempre se asocia al personal del cine con la ostentación es, entre otras razones, porque las actrices más famosas visten trajes de firma en las galas promocionales. Y siguiendo una lógica algo pedestre, se llega a conclusiones absolutamente equivocadas acerca de la calidad de vida de todos los que intervienen en la realización de una película.

Así que es buen momento este para que «Las altas presiones» ceda el protagonismo a un trabajador tras la tramoya. En concreto, un localizador que se entretiene en rebuscar con meses de antelación en los rincones geográficos hasta encontrar el decorado natural adecuado para acompañar al argumento. Alguien contratado por una semana en condiciones bien alejadas del lujo y el glamour. Un personaje encarnado por el magnífico actor Andrés Gertrúdix, siempre capaz de crear personajes únicos y diferentes, al tiempo que reales. Acompañado por las bellísimas Itsaso Arana y Diana Gómez.

La cuestión es que a sus primeras canas y desencuentro afectivo, se suma su inseguro trabajo. El cual le conduce a ambientar la despoblación industrial en Galicia. Y así como es difícil no asociar la España de los 70’ con tantas edificaciones no culminadas, cuyos cimientos adornaron el paisaje hasta su diferida demolición. Así vemos reflejada la destrucción industrial de principios del XXI, contemplando esqueletos de naves que fabricaron loza y hoteles que hospedaron tiempos boyantes.

Frente a este ambiente interior algo opresivo y decadente, la visión de la energía juvenil que desprenden quienes aún no peinan canas, es una mella más en el ánimo de un protagonista sumido en plena crisis de madurez.

Este artículo podría titularse “La primera cana de un localizador”, o la introescapada, por sus referencias al cine francés y el contraste entre lo juvenil y un mundo viejo, en este caso interior. O los desenamoramientos, por la importancia de estos en el argumento.

Pero, finalmente, se trata de reflejar preocupaciones personales en el mundo actual. De transmitirlas sin obviedad. Dejar que trasluzcan los sentimientos que no se verbalizan. Será como viajar no para ver monumentos sino para empaparse de tipos de vida. Experimentar en la sala de cine sentimientos ajenos, absorberlos y descubrir lo que tienen de propios. Si se da este paso, «Las altas presiones» cala. Y muy hondo.
Inaki Lancelot
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