Una buena película; otra más en la filmografía de Clint Eastwood.
Sin embargo, no está entre sus mejores trabajos, en parte por la temática sobrenatural, metida con calzador –menos mal que lo trata todo con sentido del humor, que si no... –.
Lo interesante está en el acercamiento de este director a nuevos géneros: el drama judicial y el "cine negro". El primero lo hace con corrección, mientras que con el segundo "gamberrea" al mostrarnos a un travestido en lugar de la típica mujer fatal. Todo muy entretenido, pero nada es original (lo de la homosexualidad en un juicio ya lo hemos visto mil veces; en JFK, sin ir más lejos) ni trascendente.

Todos los actores cumplen, pero ninguno hace la interpretación de su vida.

Al igual que algunos rompen lanzas incondicionalmente a favor de Clint, a mí me gustaría desmitificarle un poco. Para mí no es, ni de coña, uno de los mejores directores de la historia. Tiene películas buenísimas (¿por qué nadie cita nunca a "Un mundo perfecto"?, ¿es porque piensan que es mala o porque no la han visto?; si es por lo segundo no están en posición de comparar justamente su filmografía con la de otros), otras simplemente buenas y unas cuantas, más de las que debiera, horrorosas. Sería injusto no valorar más que a él a genios con filmografías más extensas y de una calidad media muchísimo más alta.