Una cinta destinada al consumo familiar, y, más concretamente, al consumo de las novias (o mujeres). Es la típica película que podemos alquilar un domingo para ver con las nuestras, para que ellas (siempre generalizando) disfruten con el romanticismo empalagoso y para que nosotros nos riamos con alguno de los chistes.

Para mí, lo mejor han sido el principio y Tom Hanks. Nunca entenderé las críticas a este señor tan profesional, capaz de meterse en un personaje dramático o cómico con igual "facilidad", capaz de interpretar a una piedra y hacerla interesante. También destacan los impresionantes decorados y la puesta en escena.

No se me hizo demasiado aburrida, pero me ponía de los nervios cada aparición de Catherine Zeta-Jones, y eso que es una chica que me ha gustado mucho en otras películas.
El guión no es precisamente modelo de verosimilitud; y, además, poco tiene que ver con la historia real del iraní Merhan Karimi Nasseri, pero el cartelito de "basado en hechos reales" siempre vende (de hecho, conozco a gente capaz de ver una película sólo por eso, sin darse cuenta de que son realmente pocas, por no decir ninguna, las que son fieles a la realidad).