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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Facundo:
5
Drama El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de esta película es su guión. Y paradójicamente, lo peor también lo es. Es que por un lado, la interesante historia de un rey tartamudo que tiene que comunicarse con su pueblo y debe mejorar su dicción es interesante y original. Una historia peculiar, única y por sobretoda las cosas original, algo que no se ve, porque claro, solo se da una vez. Algo así como Jurassic Park. No creo que en 20 años alguien decida hacer una historia acerca de un parque en donde se traen a la vida dinosaurios sin que a uno le venga a la cabeza la anterior película. Acá pasa lo mismo, toda la trama es tan especial que se podría decir que la película ya tiene ese puntito a favor.
Pero qué sucede, me parece que Hooper aplicó una técnica que no encaja muy bien, y es la de "la clásica película de autosuperación". Es una técnica usadísima en el cine en donde se nos muestra al 'pobre del protagonista' que tiene un problema que no puede superar y necesita poner toda la garra para salir adelante y donde se nos deja esa lección que uno dice "si el personaje de la película pudo (o no) yo también puedo". El problema es que esta técnica no funciona acá.
Partiendo de la base, el director constantemente quiere dar a entender que George es el pobrecito príncipe que vive en un pobre palacio con su (realmente) pobre problema de tartamudez. Y se lo muestra como el pobre de la película, y justamente uno termina encariñándose con más Logue y su familia (gente de clase media, que vive en los suburbios británicos, gente como uno) que con el mismp principe. Esto es lo que no encaja, porque uno (al menos yo que no soy de la realeza) no siente esa apreciación, ese cariño, ese 'podría ser yo' que siente con cualquiero otro personaje de cualquier otra película de 'si el pudo, yo también' y que es esencial, sino lo más importante de esta clase de películas.
Personalmente, uno siempre quiere que el desgraciado chico consiga el amor de la mujer que no le da ni la hora, o que el pobre chico consiga entrar al equipo de basket, o hasta que el negro entre en el ejercito. Pero que un rey, repleto de lujos (que no escatiman en mostrar) mejore su problema de tartamudez para comunicarle al pueblo la feliz noticia que ahora está en guerra no me mueve ni un pelo. Que el rey pueda llegar a tener, o no, problemas con sus padres no me interesa en lo absoluto. Es decir, ¡yo también los tengo y no soy rey! Ojo, que no parezca que ese "no me importa" habla desde un sentido cinematográfico, sino más que nada en la idea de "pobre George" que quiere dar la película y le erra.
A pesar de todo esto, hay cosas destacables como la adecuada musicalización (la gran aparición de la séptima de Bethooven al final) y las espectaculares actuaciones de Firth y Rush, especialmente el primero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Facundo
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