Cómo saber que estas ante un privilegio, y estás vivo para contarlo, la respuesta, cuando tu emoción está acompañada de unas lágrimas y a la vez quieres gritar la mejor de las groserías, con todo tu aliento, sí todas los son pero siempre habrá una que te acompaña para los buenos y otros no tan buenos momentos aunque te censuren, te observen e inmediatamente algún sonido gutural de desaprobación surja, o simplemente, te digan compórtate o te castiguen. “Conducta”, la obra del cubano Ernesto Darana, nos llama a los tiempos del pizarrón para recordar que debemos escribir mil veces la frase: “Ante para mí la vida era más clara, y yo sabía para lo que preparaba un alumno, pero ahora lo único que tengo claro es para lo que no tengo que prepararlo”.

Dura pero conmovedora, es difícil no remitirnos a nuestro salón de clases e identificar cada uno de nuestros maestros o compañeros de estudio, por obviedad, la política se presenta permanentemente en esta película y muchas de ellas tan sutil como si de códigos secretos se tratara para el mundo fuera. Carmela, la profesora, que entiende la diferencia entre educar y enseñar, nos marca, es difícil no llenarse de ganas y gritarle al sistema que primero somos seres humanos y no mercancía ideológica, aunque al final tengamos que sobrevivir o matarnos brutalmente como una pelea de perros entre la ilegalidad y lo políticamente correcto. Sonia y Pablo, ejemplos de las marcas de Carmela, pero ¿podrán más las marcas que dejan el sistema y sus salidas?, un Chala tan convincente en los relámpagos de tristeza, enamoramiento o en los inocentes actos tan comunes de los niños que comparados a los de hoy son sólo un mal chiste. Quiero resaltar La dirección de actores, la fotografía, el guion, y en definitiva a un casting que encontró los niños y niñas para que uno no piense que están actuando sino por el contrario nos recuerden que la escuela se iba a jugar, a pelear, a gritar, a soportar la crueldad y por último aprender, porque la vida se encargara de enseñarte a su manera.

“Conducta” cuenta con 100 minutos capaces de tocar el alma de la dignidad para apelar a la comprensión y razón sobre la integridad de los principios del espectador.