Sin llegar ni por asomo a la categoría de obra maestra, ni siquiera dentro del género del western, sí que se trata de una óptima cinta narrada con el tono hosco aún por pulir de un incipiente artista por aquel entonces como Clint Eastwood.

Sólo un anónimo forastero (sólo hasta el final) como Eastwood, el auténtico y genuino Bogart del western, es capaz de "meter en vereda" a un pueblo poblado por pusilánimes y rebautizar su antiguo nombre de Lagos por el de Infierno.

Y es que en este infierno pintado de rojo Eastwood aunque héroe sufre de las tormentosas ensoñaciones infernales que azotan su subconsciente y le llenan aún más de rabia.

Entretenida e impecablemete filmada, aunque lejos de su crepuscular y definitivo western (Sin Perdón), Infierno de Cobardes es definitivamente una película con la que pasar un buen rato de intriga y emoción, además de compadecer a un héroe que tiene que hacerse cargo de un hatajo de cobardes a los que tratará de reconvertir desde el infierno.

Absolutamente recomendable.